No sabe por cuánto tiempo el profesor Min estuvo conduciendo, aunque no era como si le importara con tal de seguir en el mismo espacio que él.
El mayor no dijo nada después de que arrancó el carro, de hecho, ni siquiera había volteado a ver a su pobre alumno que estaba a punto de vomitar debido a la tensión latente. O al alcohol.
Jimin se mantuvo mirando por la ventana del coche con la luz de la luna acompañando la noche. Al pasar por una curva, de repente pudo ver el perfil del profesor Min reflejado con ayuda de la luz de los faros, fue como un fugaz destello que iluminó el interior del vehículo.
A pesar de la oscuridad, Jimin a través del rabillo del ojo pudo ver con claridad la armonía de los rasgos de su profesor: su cabello negro y largo, su piel pálida, esa nariz pequeña y sus ojos que lucían gatunos. Fue como si el corazón de Jimin se detuviera por un segundo mientras contemplaba la belleza de su profesor; la calma que irradiaba su rostro al conducir le hacía sentir que no había nada en el mundo que pudiera afectarlo.
Sacudió la cabeza, ¿en qué estaba pensando? Debía conocer su lugar y mantenerse al margen. Aunque, bueno, admirar la belleza de los demás no contaba como pecado, ¿verdad?
Después de otra media hora más y a punto de quedarse dormido, sintió cómo el vehículo dejó de moverse. Cerró los ojos con fuerza cuando la luz de cortesía se encendió de golpe.
—Llegamos —habló Min por primera vez en mucho tiempo.
Jimin bajó del coche con una expresión confundida en el rostro al notar el edificio lujoso frente a ellos: era grande y moderno, quizás unos 26 pisos. Contaba con grandes ventanas de cristal que reflejaban los destellos de la luz nocturna, el patio de entrada estaba bien cuidado, con una gran fuente y un sendero de losas de piedra que conducían a la entrada principal.
¿Un lugar así podría ser real?
Jimin se quedó parado sin poder creer lo que estaba viendo, sin tener las palabras exactas para poder describir lo que tenía ante sus ojos. Quedó tan impresionado que no se dió cuenta de que el profesor estaba parado a su lado, esperando a que él se moviera.
—¿Qué es esto? Es decir... —su propio asombro no le permitió hablar.
—Entremos —respondió Min, aunque fue más como una orden.
Al ver cómo su profesor se encaminaba tranquilamente, Jimin le siguió con pasos torpes. Una vez dentro, pudo vislumbrar que el lobby también era una obra de arte: las paredes estaban cubiertas de vinilo y los pisos de mármol brillante. El techo contaba con algunos candelabros de cristal.
Cristo, él jamás podría permitirse un lugar así.
—Sé que puede tener algunas preguntas —dijo su profesor, mirándolo por encima del hombro—. Las responderé cuando lleguemos, sígame.
Jimin simplemente asintió, no se recordaba tan obediente.
Ambos se dirigieron hacia el ascensor, una vez dentro, pudo ver a su profesor apretar el botón que tenía por número "20". El ascensor comenzó a subir y Jimin no pudo evitar sentirse incómodo pero al mismo tiempo con una sensación de confort. El rostro de su profesor no indicaba nada, lucía absorto en sus pensamientos al igual que él.
De pronto la escena de una película japonesa que vio con Taehyung hace tiempo vino a su mente, en ella dos hombres también se encontraban dentro de un elevador completamente solos, después, uno de ellos detuvo el ascensor para lanzarse a besar al otro chico de una forma muy lasciva.
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Behind his mask [Yoonmin, +18]
FanficDonde la vida de un profesor trastornado y un alumno incomprendido cambia una tarde después de clases. *** Park Jimin encontró un escape de su realidad a través de su profesor, a su vez, el profesor Min aceptó la oportunidad para ser él mismo, desha...