Betra and Juan

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El día de ayer fue para Osvaldo el peor, después de lastimar a Carre, Spreen le dio el resto del día, resto del día que pasó encerrado en el baño limpiando su uniforme lleno de sangre, vomitando y después quedándose en su tina reflexionando que había cometido un asesinato.

Volviendo al presente se encontraba en el mostrador como siempre, con una cara de muerto completamente, el sueño no fue algo que concilio ayer, aun era temprano como para que llegará algún cliente, por lo tanto, estaba aburrido.

Grata fue su sorpresa cuando dos chicos entraron por la puerta, uno riendo escandalosamente y otro poniendo cara de disgusto ante lo que decía y reía el otro.

—Bienvenidos al pollo feliz...donde el pollo...m-muere feliz—al parecer no podría olvidar eso por mucho tiempo—. ¿Ya tienen su elección de hoy?

Uno de los chicos le sonrió amablemente asintiendo.

—Yo quiero la orden 4 con refresco de manzana—parecia un chico amable con una sonrisa calida, sus lentes eran encantadores y vestía como un mago, lo que más llamo su atención fue su bandana, como una de las nutrias que siempre veía al caminar por su pueblo—. ¿Que quieres tu cara de mandarina?

—QUE NO TENGO CARA DE MANDARINA—grito el otro chico causando que Mariana diera un pequeño salto, se había ido a sus pensamientos y el grito lo saco de estos—. Lo siento, no me vendría mal la orden 4 también.

—Bien, su orden pronto estará lista—dijo tomando rumbo a la cocina—

Los otros dos chicos se sentaron en una mesa cercana a los baños, esperando la orden empezaron a hablar tranquilamente antes de que un fuerte sonido sonará de la cocina.

Rápidamente los dos chicos fueron a mirar que pasaba, uno preocupado por si el chico que los atendía estaba bien y otro por si su comida estaba en buen estado.

Al llegar al lugar de donde provenía el ruido encontraron al chico levantándose del suelo y algunos utensilios, al igual que en justo en ese momento Spreen bajo las escaleras que llevaban a su oficina mirando raro a los dos presentes.

—Mariana, usted, ¿esta bien?—pregunto el oso agarrando una cuchara del piso—

—Claro patrón, ¿porque no debería?—hablo entregando la comida a los otros dos presente—. ¿Deberia?

—No, claro que no, es solo...ponete a trabajar—

Mariana asintió y volvió a su lugar de trabajo, Spreen haría lo mismo pero antes miro a los dos de adelante, el mago de cuarta y el tarado de Betra, los dos eran insoportables para el, con esos pensamientos se fue a su oficina.

Aquella habitación estaba a oscuras de nuevo, en el escritorio habían cientos de cientos de papeles, el oso se encontraba viendo a la ventana, el no era estúpido, Betra podia caminar tranquilamente por los rumbos, pero ¿Juan?, por supuesto que no,...

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Aquella habitación estaba a oscuras de nuevo, en el escritorio habían cientos de cientos de papeles, el oso se encontraba viendo a la ventana, el no era estúpido, Betra podia caminar tranquilamente por los rumbos, pero ¿Juan?, por supuesto que no, Noni era la única razón, el chico era tonto pero bueno para dar información por buen dinero, no podía negar que era igual a su jefe.

—Dios—se dio la vuelta a su escritorio y tomó uno de los muchos papeles, en el aparecía la foto de Noni con información necesaria del mismo—. Deben aprender a no ponerse en mi mira....no les gustara como acabará.

Su mano que sostenía aquel informe viajo a una trituradora automática destruyendo ese papel, dio un vistazo de reojo, la foto del chico sonriendo ya hacia rota y dañada, como pronto lo estaría el mismo Noni.

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