Traitor

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Osvaldo llevaba en total 3 días sin ir a su trabajo, esto para poder despejarse totalmente sobre lo ocurrido, ya había conseguido salir del hospital por lo tanto tenía un poco más de paz, poca pero encontraba paz aún.

—Timo, ven a comer—hablo el castaño dejando un poco de comida en el suelo—

El chico estuvo por un rato en el pórtico de su casa, sentado en las escaleras viendo nada en concreto, el cielo, el pasto, los árboles, a su mono, sus pies, sus manos, la madera debajo de el, las macetas a su alrededor, miraba todo como si de un niño pequeño se tratara.

—No...te parece hermoso el lugar—aparecio una voz desconocida—

Mariana no volteo, tampoco sabía de quién se tratara pero no buscaba la respuesta, sólo lo ignoro como si no existiera.

—¿Por qué te gustaría destruir un lugar así de hermoso?—pronunció ahora poniéndose delante de el—

No dijo nada otra vez, miro a su mono y se levanto cerrando la puerta después de que su chimpancé entrará, solo quería estar tranquilo, dormir algo, olvidarse de sus problemas, olvidarse de su existencia completa.

No dijo nada otra vez, miro a su mono y se levanto cerrando la puerta después de que su chimpancé entrará, solo quería estar tranquilo, dormir algo, olvidarse de sus problemas, olvidarse de su existencia completa

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Juan miraba nervioso sus manos, no pensaba que lo descubrieran tan pronto.

—¿Para quien trabajas en verdad Juan?—repitió por sexta vez Spreen—

—Como ya le dije señor, para mi mismo—dijo sin mirarlo y sin mentir—. No es mi problema que no crea en mi.

—¿Crees que voy a creer en ti después de mentir?, y no sólo fue una sino dos veces Juan—

No replicó, tampoco podía salvarse de eso, aún así, debía mantenerse al lado de Spreen, el final de todo esto se acercaba y no podía dejar de tratar de conseguir lo que aun le importaba.

—Se que no confías, pero, lo único que quiero es mi libro—hablo aún sin mirar hacia arriba—. Se que lo tienes al igual que se que tus papeles fueron tomados por Mayichi y Robleis, ¿Quien traiciona a quién, eh?

El sonido de su puerta siendo tocada lo despertó, por su ventana se dio cuenta de la hora que eran, pasaban de las 8, había dormido tanto que ni siquiera comió o tomó alguna cosa

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El sonido de su puerta siendo tocada lo despertó, por su ventana se dio cuenta de la hora que eran, pasaban de las 8, había dormido tanto que ni siquiera comió o tomó alguna cosa.

—Ya voy—susurro caminando con tropiezos—. Voy...voy...si voy.

Abrió la puerta mirando las orejas de su compañero, había olvidado que el gran dia sería hoy, por fin quemarian los libros, lo que no esperaba es que detrás de su jefe venia Juan, el supuesto hechicero supremo, su traidor.

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