Pequeñas Cartas de Amor | Wenclair

Capítulo 3. La Cafetería

Esa tarde, Enid Sinclair se arreglaba para una pequeña salida con Ajax. Para ella era simplemente eso, una salida de amigos, aunque para el chico era alguna clase de cita.

Ajax tenía planeado ir a la feria después eso, junto a Enid.

—¿Y eso? —Wednesday preguntaba por el repentino atuendo de su compañera.

La rubia miró su ropa y le respondió:

—Ah, solo una salida con Ajax —ni siquiera le daba tanta importancia al asunto. Solo quería despejar su mente por un segundo.

—Comprendo —y volvió a lo que hacía. Estaba continuando su novela en su máquina de escribir.

Pasaron unos cuantos minutos, cuando alguien tocó a la puerta.

—Debe ser él. ¡Nos vemos luego, Wednesday! —se despidió con esa alegría que tanto la caracterizaba.

La pelinegra pensó en aprovechar mientras Enid no estaba para continuar en silencio su novela tan preciada. Dedos estaba ahí por si necesitaba algo.

—¿Estás lista? —Ajax emanaba mucha emoción. Se había arreglado de más por la salida.

—Sí, vamos.

Mientras caminaban, platicaban sobre lo que les gustaba. Se dieron halagos entre ellos sobre su vestimenta, incluso Enid bromeó sobre el perfume que aquel chico se había puesto, pues nunca traía.

—Ya estamos por llegar —el chico anunció, y cuando estaban a unos metros del establecimiento, paró—. ¡Aquí estamos! La mejor cafetería de todo Jericho.

—Me gusta este lugar, he ido unas cuantas veces —comentó alegre.

—Sí, es mi favorito. ¿Pasamos?

—Claro.

El chico le sonrió y la dejó pasar primero, bromeando con el "primero las damas".

Se sentaron en una de las primeras mesas, tenían una muy buena vista desde ahí. Les sorprendía que el cristal dejara ver con claridad la mayor parte del pueblo.

—Bienvenidos a Weathervane, ¿en qué puedo ayudarlos? —un chico castaño les preguntó, debía ser nuevo, pues Enid nunca lo había visto, y eso que la última vez que vino fue hace seis meses.

—Un capuchino, por favor —pidió Ajax.

—Un café latte y galletas.

—Bien... —el chico anotaba lo que habían pedido en una libreta pequeña—. Se los traigo en cinco minutos.

Cuando el barista se fue, Enid empezó a preguntar:

—Es extraño, ¿no te parece extraño?

—¿Quién? ¿Hablas de Tyler?

La rubia frunció el ceño, confundida.

—¿Lo conoces?

—Hablé con él la semana pasada, apenas y sé su nombre, pero es conocido en Jericho por ser el hijo del sheriff Donovan Galpin.

—Vaya, creo que me hacía falta venir hasta acá, me he perdido de mucho.

—Igual, parece ser nuevo trabajando. Le había preguntado esa vez sobre su trabajo, dijo que llevaba apenas dos semanas.

La chica asintió, pensando en que hacer mientras esperaba. Su mente divagó mientras miraba por la ventana, se veía muy concentrada. Enid pensaba en la chica pelinegra; hoy no le había mandado ninguna carta, lo haría más tarde.

—Bien, aquí están —el chico que los había atendido regresó—. Un capuchino para el caballero, y unas galletas junto a un latte para la dama.

—Gracias —respondió Ajax, Tyler solo asintió y se fue.