Vacío

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La otra dimensión estaba abierta. Lo que nos separaba de ella se ha ido. Pensando que no se notaria un cambio, cientos de personas han desaparecido sin dejar un rastro. 

No hay un culpable. La realidad esta colapsando pero eso podía detenerse. El caballero de reluciente armadura ya no esta. 

No puedo dejar de pensar en esas personas. Ellos jamás volverán a casa.


- Esto es aburrido. - Pensé. Como adolescente promedio, tenia cosas mucho mejores que hacer que escuchar a alguien en un trabajo de mierda que tal vez odiaba, con sueños rotos que lo atormentaban día tras día.

Mire a mi alrededor. Era el mismo salón blanco de siempre, sin una mancha o algún defecto. El color blanco atraía tanta luz como miradas curiosas. Podía jurar que algunos ya han quedado cegados para siempre.

- Señorita Torres, ¿Podría repetir la tercera ley de newton que acabo de explicar? - Salte del pánico. No habia puesto atención a la clase desde que empezó a hablar.

- Yo...um...- Tome una pausa. Todos estaban mirando, ansiosos por una respuesta o una humillación. 

- ¿Y bien? - El se rio. Me habia atrapado y eso lo hacia estar satisfecho. Justo antes de poder decir algo, la campana suena. 

Que oportuno.

- Parece que la campana le ha salvado. Que suerte. - Suspiro. - Repasen sus notas. El Lunes tendremos un examen.

Si algo no necesitaba era un maldito examen. Mierda. Como le gustaba joderme la vida.

Tome mis cosas lo mas rápido que pude y salí de ahí. Si no lo hacia, lo mas probable era recibir un regaño por parte de el anciano.

Estar en los pasillos era prácticamente lo mismo. Eran del mismo color blanco que causaba ceguera y nauseas, decorados con posters de eventos escolares y un piso de madera elegante café claro.

Al final del pasillo encontré a Jesse. Se veía muy molesta.

- Lo lamento...- Recibí un golpe en la cara. Logre mantenerme en pie, pero el dolor era insoportable. - Joder, Jesse. ¿Cuál es tu problema? -

- Te estuve esperando durante horas. Dijiste que lo haríamos hoy. - Oh cierto. Habia olvidado que le dije que esperara. No contaba con que lo tomara en serio.

- Ya te dije que lo siento. - Solté un quejido. Podía jurar que mi nariz estaba rota. Ella solo suspiro en respuesta.

- Bien, deberíamos ir a la cafetería. Se nota que no has comido bien en días y antes de que digas algo, el alcohol y las bebidas energéticas no cuentan. -  Tomo mi mano y corrió, jalándome. Me hubiese gustado caminar.

Los pasillos blancos me mareaban. Aunque debo agradecer por ello, ya que en otras circunstancias no hubiera visto aquella zona ligeramente descolorida en frente de nosotros. A esta velocidad, llegaríamos pronto a ese sitio.

Entonces, tome una decisión y frene. Ambas caímos al piso.

- Maldita sea Fran. ¿Por qué frenaste? - Me grito. 

- ¿No lo ves? Esta oscurecido ahí. - Levante mi brazo con dificultad. Ella volteo a donde este apuntaba con preocupación. - No se que es, pero no parece algo normal. Sabes que todo esta muy limpio. Dudo que el personal de limpieza no lo haya visto. -

Ella volteo a mirarme con molestia.

- ¿Ah si? Pruébalo. - Intento levantarse, pero su cuerpo estaba muy adolorido para aguantarse a si mismo.

- Bien. - Dije. Me puse de pie y camine hacia allí. Mis pasos eran lentos acompañados de muecas de dolor. 

Si que dolía y mucho.

Estando a un paso, le hice señas a Jesse para hacerle saber que estaba aquí. No le intereso responderme. Prefería ver que estupidez estaba a punto de hacer.

Di el ultimo paso. Sentía que estaba cayendo. 

Jesse me grito por ultima vez.

The Backrooms: Vol. IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora