The Backrooms: Vol. I

Felicidad

Habían pasado lo que supuse, fueron días, desde que nos encontramos con esa cosa que no pude percibir. Me maldije al recordar eso. Mi curiosidad era mucha sobre como se vería un "gusano de la memoria".

Kane me habia puesto a salvo en un recoveco un tanto oscuro, poco perceptible para otras criaturas de este lugar. El me habia tomado mucho cariño como para protegerme y evitar que me moviera. Aunque no lo creas, caer repetidas veces en el frio suelo de un ambiente completamente nuevo es muy cansado. 

Y doloroso.

Hace rato que habia salido a buscar algún otro puesto de avanzada o en su defecto, algún ser humano que pudiera decirle algo relevante para escapar. Ninguno de los dos queríamos quedarnos mucho.

Estaba durmiendo plácidamente en aquel recoveco. Entonces, algo me obliga a abrir los ojos. Parece que finalmente volvió.

- ¡Fran! ¿Adivina que? Se como salir de aquí. - Sonreí de par en par. Era una gran noticia. Quería preguntar, pero por mi sonrisa, supo que quería escuchar todo lo que tenia para decir. - Encontré un anciano que estaba cerca de una habitación de calderas. Me dijo que podíamos salir de todo esto si lográbamos llegar al nivel 11. E incluso me dio salidas para llegar al siguiente nivel y a los que siguen después. ¿No es eso genial? -

Mis ojos se abrieron de par en par. Esto parecía una especie de broma, pero por la expresión alegre de mi compañero lo descarte de inmediato.

- Y también tengo esto. - Tomo una mochila un tanto desgastada entre sus manos y la coloco frente a mi. - El me dio sus cosas. Me dijo que las necesitaría mas para lo que viene. -

Abrí la parte de arriba y me encontré con todo tipo de cosas propias de un explorador experimentado. Habían distintos tipos de latas de comida, desde conservas hasta sopa y armas que jamás habia tenido la suerte de ver, asi como lo que pude distinguir eran herramientas de supervivencia básica.

Lo mas llamativo fueron los envases de agua. Estos no eran como el agua pura, mas bien el liquido en su interior era un tanto amarillo y su etiqueta decía "agua de almendras".

- Para salir, hay que usar una puerta y tener fe en que llegaremos al nivel 3. - Me extendió su mano como las muchas veces que lo habia hecho antes. Esta vez, ya no necesitaba de mucho esfuerzo para levantarme, pero aun asi la acepte. - ¿Estas lista para salir de aquí, Fran? -

Yo asentí con mucha rapidez en mis movimientos que casi me mareaba por ello.

- Bien, entonces, vamos. - Recogí las cosas que habíamos usado para adecuar el lugar para nosotros. Si era honesta, éramos un buen equipo juntos.

Mientras nos movíamos, ambos charlábamos ocasionalmente de como eran nuestras vidas antes de caer. Eso hacia mas amena la caminata hasta encontrar una salida que pudiera abrirse.

- Sabes Fran, me alegro de haberte conocido. - Lo mire confundida. Jesse jamás habia dicho algo asi.

- ¿Por qué lo dices? - El tomo un poco de aire. Puedo jurar que era porque estaba nervioso.

- Porque gracias a ti, no me siento tan solo. Aunque no lo creas, estar solo atormenta a cualquiera y por alguna razón, aquí esa sensación se hace mas fuerte. - Yo le tome de la mano.

- Ahora no estas solo. - Él paro en seco para estar frente a mi. Estábamos tan cerca que podía sentir su aliento frio en mis mejillas. 

Ambos nos separamos rápidamente. Pude ver una puerta que antes no estaba ahí, aunque pudo haber sido porque estábamos distraídos el uno con el otro.

- Mira, una puerta. ¿El anciano no te dijo nada de como se veía la puerta que nos sacaría de aquí? - Él lo negó. Que confuso.

Ahora que lo pienso bien, solo habían dos razones para que ese anciano nos diera todo para escapar. Estaba muriendo o no le importaba ya su vida ni lo que pasara con el.

Tal vez, vio demasiado.

- Supongo que no queda mas que intentarlo. - Dijo. Yo asentí.

Abrimos la puerta y nos adentramos en la oscuridad similar a un vacío infinito y espeso. Podía sentir como "eso", me tragaba a mi. Esta vez no estaba cayendo. 

Estaba atravesando algo inexplicable con una calma increiblemente profunda.