Traición

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Ella no planea detenerse. En su maldita conciencia no cabe un peso tan grande. 

Lo sabes.

Sabes que ella saldrá de ahí y va a intentar seguir con lo que estaba. 

Debes terminar con ella.

Dave. 


Una explosión. Un olor a cenizas y concreto pulverizado. Los malditos soldados no pensaron que ella llegara tan lejos como para robar un explosivo.

Ahora, tanto soldados como el estaban apresurándose al sitio donde se encontraba ella. 

Uh, oh.

Ella se habia adelantado a ellos. De alguna forma, logro tomar un atajo y evadir al chico que vigilaba las celdas. 

Sus pasos se tornaron mas rápidos que la luz. O al menos eso pensaba. Estaba un poco lejos de los servidores de la empresa que le habia quitado su vida tal y como la conocía.

La puerta volvió a darle el paso. Ella se adentro a la habitación con cautela.

Habia pensado en si Dave le quitaba su memoria, asi que consiguió otra, endulzando el oído del pervertido que evitaba que saliera. Su amigo tenia razón, si que habían pervertidos que podía usar para lograr lo que quería.

Escucho pasos rápidos que estaban a segundos de entrar. De hecho, tomaron una pausa.

Ella paro en seco. Estaba segura que no podía hacer nada mas. Intento buscar algo afilado para defenderse. Esperaba no morir en el intento.

Una pausa y los soldados se dirigieron a otro lado. Ella soltó un suspiro cansado.

Estuvo cerca.

En lugar de ellos, Dave entro a la sala. Se acercaba lentamente con una de sus manos escondida en el bolsillo de su suéter rojo.

- Marian, basta. - Ella susurro una maldición. ¿Por qué no podía dejarla hacerlo? - Estas comportándote como una maldita niña. ¿No te importa un poco tu vida? -

Ella volteo a verlo. El reconoció esa mirada.

Esa que decía todas las maldiciones dichas y por decir solo para el.

- Cometimos un error, ¿No lo ves? - Ella se dejo caer de rodillas. - Esos niños...nunca volverán a casa...-

Su cara estaba hecha mierda. Lagrimas salían de sus ojos.

El tomo su mano y la ayudo a ponerse de pie. Ahora estaban cara a cara.

- ¿De que hablas? Ellos lo cometieron, nosotros solo ayudamos para lograr la estúpida meta. No es tu culpa y jamás lo será. - Si, estaba mintiendo, pero no podía sentirse culpable. Ya era tarde para eso.

El la tomo entre sus brazos. La amaba mas que a si mismo. Por eso, quería evitar que terminara lo que habia empezado.

- Entonces, ayúdame. Ayúdame a acabar con ellos. Ayúdame a acabar con el. - Ella se separo lentamente y tomo su mano. 

Vamos, Dave.

Ella no va a detenerse.

- No puedo y lo sabes. Ya te he salvado tantas veces. - Suspiro. - Tienes que parar ahora. -

Un grito. Uno tan jodido como su vida. Ella aun quería continuar.

Pero el volvió a abrazarla. Esta vez, mas fuerte que nunca.

- Te amo. -

Ahora.

Revelo lo que habia en su mano. Un cuchillo de cocina.

Ella trato de moverse, pero fue en vano. El cuchillo atravesó su pecho mas rápido de lo que las palabra podían.

El la habia traicionado.

Soltó su cuerpo. Este produjo un golpe sonoro al caer en el duro metal.

Se sentía miserable. Desde el inicio habia sido un traidor.

Un charco se formo rápidamente debajo de ella. Era una mezcla de lagrimas y sangre. El olor a hierro era como estar en una fabrica sin alma.

Tomo su radio y pidió apoyo. La alarma de seguridad le martillaba la cabeza.

¿Estas orgulloso ahora?

The Backrooms: Vol. IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora