Capítulo 3

4.4K 356 201
                                    

Capítulo dedicado a JenniOrte

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo dedicado a JenniOrte

Suelto la mano de mi hermana, para con ambos brazos abrazar a la rubia que se sostiene de mi cuello.

—¡Te extrañé tanto!— grita viendo hacía el cielo.

—Él Ángel está frente a tí, no en el cielo— digo con burla.

Ella vuelve a estrujarse contra mí haciéndome reír. Es sorprendente qué este aún sobre mí con cuatro pares de ojos sobre nosotros.

Rebecca es una chica italiana; Prudente, calmada, respetuosa y pudorosa.

No le gusta hacer cosas que ella considere que no están bien, cómo por ejemplo esto es una de ellas; que esté sobre mí en un lugar como esté con personas viéndonos ella no lo considera pudoroso, dice que la intimidad de las personas tiene que ser en una habitación, por ello creo que no se ha percatado de las miradas de mis hermanos y del chófer.

Rebecca es todo lo contrario a mí y creí que por ello he cambiado un poco, pero lo he hecho.

Yo soy diferente a ella, no me importa dónde estemos o si hay personas cerca si quiero tomarla lo hago y listo, pero ella siempre se incomoda y termino cediendo a su prudencia aunque a veces me desespere.

Me gusta marcar lo que es mío aunque el pensamiento sea machista o se vea como sí la veo como un objeto, siempre he sido celoso y posesivo con lo que es mío y Rebecca a pesar de todo ella es mía.

—Me pusiste duro— susurro en su oído— baja un poco el trasero, para que lo sientas.

Aunque no estoy mintiendo lo hago por verla sonrojarse.

—No dudo que te haya puesto así— habla Nathaly a nuestro lado— Rebe, cariño. No quiero que lo mates, el cuello.

Nathaly se aleja con una sonrisa y Rebecca se baja de mí como si tocarme le quemara.

Se aleja a saludar a María que está a un lado de Thadeo. Acomodo los lentes de sol y llevo mi mano al bulto en mis pantalones.

«Duele, mis bolas duelen»

Empiezo a caminar en dirección a Thadeo.

—¿Cómo fue el viaje?— pregunta palmeando mi espalda.

—Un poco complicado, tenemos que hablar— le digo.

—Claro que sí, pero dudo que podamos hablar hoy. Todos en la mansión están locos por verte.

—Lo sé, soy el favorito de la familia. Es normal.

—Claro, lo que digas— dice dándome otro abrazo.

—¿Señoritas, se van conmigo?— pregunta mi hermano hacía nuestra hermana y prima.

María rie ante la reverencia que me hace nuestro hermano.

Te Vi VenirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora