Capítulo 2

4.8K 363 156
                                    

Dos pares de finos brazos me rodean; un par en la cintura y el otro par sobre mis hombros

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Dos pares de finos brazos me rodean; un par en la cintura y el otro par sobre mis hombros.

«Vaya sorpresa»

Una de esas mujeres me hace verla; sus ojos azulados me hipnotizan cómo idiota, siempre ha sido así.

La rodeo con mis brazos hasta levantarla para pegarla más a mí. Cada vez que la tengo cerca puedo sentir que mis problemas se disipan aunque me sienta agobiado.

Aprieta sus brazos alrededor de mi cuello mientras doy besos en su frente. Sonríe viéndome a los ojos, luego deja un beso en mi nariz.

—Te amo ¿Lo sabes, verdad?— pregunta volviéndose a meter en mi cuello. Acaricio su cabello.

—Claro que lo sé, tús ojos me dicen lo mucho que me amas ¿Y te digo algo?— le pregunto haciendo que me mire.

A veces creo que soy bipolar; normalmente tengo cara de querer matar— no tan literal— a todos. No me gusta que me invadan si yo no lo quiero, no me gusta que me atosiguen, que me presionen y la mayoría de las veces soy respetuosamente cortante.

Pero en momentos en que las tengo cerca de mí me vuelvo completamente un idiota y siempre ha sido así, mis hermanas tienen gran poder sobre mí.

Sean las gemelas, Nathaly o la niña en mis brazos que me pida que ponga el mundo a sus pies lo haría sin importar lo que me cueste y por ello nunca he podido tratarlas mal o hacerlas menos.

Con las gemelas peleó más por decirlo de alguna manera, me gusta fastidiarlas, haciendo comentarios que sé que pueden terminar conmigo siendo golpeado por ellas, pero de resto les pondría el mundo a sus pies.

Y a veces esa es mi mala conciencia con mis casi veintitrés años he hecho muchas cosas en la vida, tuve mucho libertinaje con ciertos límites, papá y mamá se encargaron de que experimentara, disfrutara y viviera cada etapa, para cuando llegara el momento de hacerme cargo de lo que conllevará el apellido Black-Petrov ya haya experimentado lo que cada edad trajera.

Y temo que el karma se cobre con ellas lo que he hecho. No soy un mal hombre o bueno a mí manera, pero a lo que se refiere a las chicas he sido un idiota como me diría mamá, pero aunque en mi filosofía solo he sabido aprovechar y experimentar.

Entonces a lo que me refiero es que no mentiré al decir que he sido un santo con las chicas que han pasado por mí, con unas un caballero, con otras solo el momento y así, pero jamás me gustaría ver a ninguna de mis chicas en la situación de las chicas con las que fuí solo el momento.

Digo lo que pienso y ya, tomo, manipuló y consigo, así de sencillo, pero jamás me gustaría ver una lágrima en los ojos azules que me ven, o en los únicos de las gemelas ni en los verdes de Nathaly por un hombre que solo las tome como el momento.

Cuando era un niño solía darle rosas a cada niña que veía, siempre lo hacía. Charlotte y Rebecca fueron las que más recibieron ese tipo de detalles de mi parte, pero cuando empecé a experimentar lo que había en el mundo exterior fuera de las paredes familiares de la mansión Black me dí cuenta que no siempre es con todos.

Te Vi VenirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora