Capítulo 10

2.4K 210 88
                                    

Mi mente no da tregua; es un espacio cerrado en el que se repiten las palabras como ecos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mi mente no da tregua; es un espacio cerrado en el que se repiten las palabras como ecos.

«Mi prometido»

Dos palabras que hacen que mi cabeza me acribille con el hecho de repetirlas de manera que no puedo reaccionar.

Mi cuerpo está pasmado, mi vista no se despega de la de Chloe; solo me ve de manera desafiante, suplicante y ahí, en su mirada hay otra cosa que no puedo identificar.

Las voces se escuchan lejanas. No sé quién habla, solo soy consciente del quejido que sale de los labios de la mujer a mi lado.

Lentamente dejo ir la mano de Rebecca, la lastimé.

Las palabras quedan atoradas en mi garganta cuando quiero felicitarla, pero no salen, porque no es lo que realmente quiero decir.

Es como si me hubiesen echado un balde con agua fría. Mi cuerpo se niega a moverse, aunque mi cerebro se lo demande, solo estoy ahí, parado con la vista fija en la de Chloe...

Un carraspeo me hace pestañear. Mamá me pide con la mirada que no diga una imprudencia, me conoce y sabe que es lo primero que saldrá de mis labios.

—Felicidades— las palabras salen de mi boca de manera forzada—, que sean felices y que el amor, la confianza y...

—Ángel...— volteo hacia mamá que me advierte con su voz.

—Dejame terminar, mamá— le sonrío. Vuelvo a ver a la pareja frente a mí—. Que la fidelidad siempre prevalezca en su relación.

Una ligera sonrisa se abre paso en mis labios cuando Chloe tose.

—¿Estás bien, cariño?— la voz del tipo ese me dan ganas de golpearlo.

—Traiganle un poco de agua a la señorita— pido, hacia la mesera que pasa por mi lado—, no sé porque se ahogaría, pero necesita tomar algo, por favor.

—O un poco de licor, por favor— habla papá con una sonrisa—; tal vez mi hija necesita algo más fuerte, parece que algo se le atoro en la garganta y no la deja respirar bien.

—Cristián...— mamá regaña a papá, mientras esté quita la mano del prometido de Chloe de la de ella y la lleva hacia una mesa.

—¿Acaso te has vuelto loco, Ángel?— mamá me pregunta mientras me toma de la mano.

—Ese hombre tiene que ser muy idiota para no entender lo que dijiste— debate Nathaly.

—A mi si me gustó verla de nuevo— habla una de las gemelas, no presto atención a quién; mi mirada está en la mesa dónde está papá con Chloe.

—Ángel, vamos.

Me dejo llevar por mamá hasta uno de los pasillos.

—¿Por qué dijiste eso?

Te Vi VenirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora