7. Por la isla te voy a dar una vuelta

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El teléfono de Pablo sonando me estaba volviendo loca mientras me intentaba hacer el eyeliner lo más rápido que podía. Pablo iba corriendo de un lado para otro en calzoncillos con un calcetín en un pie y en el otro no.

-¿Quieres hacer que pare?- dije molesta después de estar escuchando su tono de llamada como 3 veces seguidas.

-¡Qué estoy buscando mis pantalones, ahora no puedo!

-Pfff...- me estaba estresando.

Como siempre, llegábamos tarde. Esta vez a la fiesta de despedida de Ana porque ya se volvía a Sevilla pasado mañana. La casa era un completo caos porque siempre se nos echaba el tiempo encima, por eso mismo nos mandaron a vivir juntos para no liarla tanto. Pero creo que unidos empeoramos la situación.

-Yo que sé, hermano. Pues en cuanto terminemos de arreglarnos pedimos un taxi- se escuchaba a Pablo que por fin había contestado al móvil.- Mira no me calientes la cabeza que me quedan muchas cosas que hacer, habla con Carmen.

No sabía con quién estaba hablando hasta que tuve enfrente mía a Pedri en videollamada.

-¿Está en calzoncillos?- se ríe el canario viendo a Pablo yéndose del baño.

-Sí, dice que no encuentra los pantalones que quería ponerse hoy- le contesto.

No había hablado con Pedri desde que casi lo hacemos, y tenerle ahí aunque sea en una pantalla hace que le dé un vuelco mi pobre estómago.

-Era por si iba a recogeros pero ya veo que os queda bastante -se burla -sois los dos iguales.

-Hacemos lo que podemos para ir deprisa- me quejo.

-Sí, seguro- ironiza.- Bueno, entonces nos vemos allí dentro de 2 horas.

-Exagerado, en una y media que no te enteras- hablo con él mientras sigo maquillándome.

-¡Los encontré!- grita Pablo entrando en la habitación refiriéndose a los pantalones- Carmen, ¿no habrás visto mis zapatos, verdad?

-Que sean 2 horas entonces- le digo a Pedri.

-Vaya dos. Enserio, daros prisa porque me han dicho que solo faltamos nosotros y yo ya salgo- habíamos alquilado un reservado de una discoteca para tener más privacidad y que dejaran tranquilos a los futbolistas.

-Lo intentaremos-me despido y corto la llamada.

Dios, sí que nos tenemos que dar prisa, a mí todavía me falta el otro ojo por pintar y estoy descalza como Pablo.

45 minutos después  ➳❥ ͟͟͞͞➳❥ ͟͟͞͞➳❥ ͟͟͞͞➳❥ ͟͟͞͞➳❥

Acabábamos de llegar, estábamos ambos muy orgullosos de no haber llegado a la hora de retraso. Para esta ocasión he optado por un vestido de satén azul eléctrico y con el maquillaje me he venido un poco arriba. No me suelo maquillar mucho diariamente pero para una noche que salgo a una discoteca con ellos un poco de pintura no viene mal, la ocasión se lo merecía.

Saludamos a todos: Eric, Ansu, Ferrán, Sira, Balde...

Me dirigía hacia la anfitriona, Ana. Cuando siento como me abrazan por detrás, me giro y es Pedri. Dios, creo que me va a dar un ataque al corazón y más cuando me susurra en el oído que estoy muy guapa esta noche. Entonces noto que el aliento ya le huele a alcohol. Se ve que no han perdido el tiempo y ya se han inflado de cervezas, pero eso no evita que el pulso se me dispare. Antes de que le pueda contestar algo, una voz nos corta el momento:

-Carmen, ¿vamos a la barra?

Es Pablo, cómo no. Me dirijo hasta él, la noche es muy larga, ya tendré tiempo de estar con Pedri.

-Necesito algo de alcohol, aquí ya están todos bebidos- dice Pablo.

-Siempre nos pasa igual por llegar tarde.

En ese momento me saltan encima y esta vez no es Pedri,es Ana.

-¡Carmen! No me he dado cuenta de que ya habías llegado- dice abrazándome efusivamente- no me has saludado- dice cambiando totalmente su humor a uno cabreado.

-Le han entretenido- explica Pablo.

-¿¡Quién ha sido!? Que nos pegamos- hace gestos de boxeadora. Se nota que ya ha bebido bastante.

-Pues parece que te vas a pegar con el vendedor de plátanos- se ríe Pablo.

-Anda, si ese es con el que casi te acuestas el otro día- se dirige a mí. Ana definitivamente es una bocachancla cuando va bebida.

-Si, bueno...- respondo incómoda.

-Ronda de chupitos que te noto muy tensa- me interrumpe.

Nos lo tomamos y una cosa llevó a la otra y a la hora ya no sabía ni por qué cubata iba, solo sabía que Pedri desde aquí se veía guapísimo. Me acerqué a él y a estas alturas él tampoco estaba en sus cinco sentidos.

Está en mitad de la sala bailando y no dudo en unirme a él. Después de varias canciones empezamos a bailar muy pegados, Pedri me coge de la cintura y yo le paso los brazos por el cuello quedando nuestras caras quedan enfrentadas a tan solo unos centímetros. Está sonando la sesión de Bizarrap con Quevedo y él empieza a cantarla:

Dale, guacha, suelta
Vente pa' Canarias sin el equipaje
Y sin viaje de vuelta
Por la isla te voy a dar una vuelta
Bebé, solo avisa...

-Buah, ojalá estar en Canarias para comer las croquetas de mi madre- salta él.

-Dios, las croquetas son mi comida favorita- comento.

-Pues cuando vayas a Canarias tienes que ir al restaurante de mis padres a probarlas, son las mejores.

-Tendré que ir porque nunca he ido a Canarias.

-¡¿Qué?! No te creo- se sorprende- eso hay que cambiarlo. El próximo finde que tenga libre vamos juntos.

-¿En serio me llevarás?

-Claro, es por una buena causa. No me puedo juntar con gente que no ha ido a Canarias en su vida.

Grito emocionada y le abrazo. Entre la emoción y la borrachera ni me lo pienso cuando me lanzo sobre él  a besarle. Llevaba toda la noche queriendo hacerlo.

Él no se aparta, sino que lo intensifica.

Volver a probar sus labios es como estar en el cielo y con solo dos ocasiones me he vuelto adicta. Eran como una droga, él era mi droga. Y eso que no hemos hecho más que besarnos.

Pedri se toma la libertad de bajar una de sus manos que reposaba en mi  cintura hasta mi culo, el cual aprieta acercándome aún más a él, haciéndome jadear en su boca. Esta situación mezclada con el alcohol y las ganas acumuladas del otro día me está calentando mucho y parece que no soy la única porque se separa de mí para decirme:

-Vámonos ya- dice con voz ronca.

-¿A dónde?- pregunto un poco agitada.

-A mi casa- responde mientras ya va camino a la salida.

No lo dudo y voy detrás suya. Nadie le da importancia, ni siquiera creo que se hayan dado cuenta de nada porque todos van igual de bebidos que nosotros o más. Y sinceramente me dan igual todos, porque ahora mismo en nuestro momento.

𝐖𝐞𝐥𝐜𝐨𝐦𝐞 𝐭𝐨 𝐁𝐚𝐫𝐜𝐞𝐥𝐨𝐧𝐚© | Pedri González • Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora