14. "Pedrito"

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Ya estamos en la casa de unos de los amigos de los hermanos González, por lo que he entendido se llama Javi. No hemos llegado tarde porque he prescindido del eyeliner. Qué se le va a hacer.

He optado por un vestido corto de satén azul eléctrico, se adapta a mi cuerpo perfectamente. La verdad es que no me hacía falta maquillarme para sentirme una diosa con este vestido. Y parece que Pedri me lo confirmó antes de salir de casa:

-¡Carmen!-reconozco la voz de Pedri desde el otro lado de la puerta-¿Te falta mu...?

-Ya estoy lista- le corto abriendo la puerta.

Él se queda sorprendido, ya no sé si por que he sido puntual o por cómo voy.

-Hermano, se te cae la baba- se burla Fer fingiendo que le limpia la barbilla a su hermano.

-Qué dices, idiota- le pega una colleja.

-Nada, que siempre recibo- se queja Fer tocándose la nuca.

-Os dije que era más puntual que Gavi. Bueno, nos vamos ¿no?- dije yendo hacía la entrada haciendo que los otros dos me siguiesen.

Mi situación con Pedri es complicada, admito que cada vez que la gente se piensa que somos algo, la simple idea hace que revoloteen mariposas en el estómago. Pablo tenía razón en que cuando te metes tanto en un papel, te lo acabas "creyendo". Un poco ha funcionado, ya no endioso tanto a Pedri, pero sigo muriéndome por él. No me da tiempo a pensar más porque me empiezan a presentar a los amigos de los canarios.

-¡Hola! tú debes ser Carmen, soy Javi- dice un poco alto para que le pudiese escuchar a pesar de la música. Tenía una casa moderna, desde la cristalera del salón podíamos ver que tenía piscina en el jardín, donde estaba la fiesta. Había la gente justa, ni mucha ni poca.

-Encantada,  gracias por invitarme- le respondo dándole dos besos. Javi es bastante atractivo: rubio, ojos entre marrones y verdes como Pablo. Y alto, llevaba una camisa desabrochada un poco de arriba.

-No hay de qué, las amigas de estos dos son las mías también y más si son tan guapas como tú.

-¿Vas bebido ya, tío?- le pregunta Pedri.

-Un poco, pero voy lo suficiente sobrio para ver lo bien que le queda ese vestido- vaya, agradezco el halago pero me está echando un tanto para atrás.

-Cuidadito, vaya a ser que Pedri te vuele la cabeza- dice Fer.

-Joder, cómo ligas, cabrón- dice pegándole en el pecho al hermano menor- Venga, pasad que están deseosos de veros.

Yo me muerdo la lengua y me ahorro decir que no soy un puto objeto del que pueda hablar así. Pero no voy a liarla aquí también, que llevo un día de cagaditas... entre el avión y los padres de Pedri estoy sembrada.

En cuanto llegamos se forma una marabunta a nuestro alrededor donde se escuchaban múltiples: ¡Pedri! ¡Fer! ¡Cuánto tiempo! ¡Os he echado de menos!.. Me sentía un tanto fuera de lugar y más cuando una rubia guapísima de ojos azules me miró de arriba abajo y me puso cara de asco.  Qué graciosilla ¿no? Pues si tú eres chula, yo el triple. Y aunque sólo podía envidiarle cosas de su aspecto físico, la miré como si fuese la cucaracha más asquerosa que pude imaginarme.

-¡Chicos! Esta es Carmen- dijo Pedri señalándome.

-Es de Pedri, chavales- añade Javi- No hay oportunidad.

-No soy de Pedri, ni de nadie porque no soy un perro- ya está, ya lo he dicho. Que tío más tonto; todo lo que tiene de guapo, lo tiene de imbécil.

-Así que te van las rebeldes, eh- dice en tono simpático la rubia- Soy Mireia, encantada, guapa- me da dos besos, que falsa.

𝐖𝐞𝐥𝐜𝐨𝐦𝐞 𝐭𝐨 𝐁𝐚𝐫𝐜𝐞𝐥𝐨𝐧𝐚© | Pedri González • Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora