Prólogo.

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Sus hermosos ojos azules como el mar lucían apagados, no tenían ese brillo particular que siempre solían tener, brillo que alegraba el día a cualquiera que los viera. Saladas gotas salían de aquellos y se deslizaban en sus preciosos mofletes una tras otras, simulando una pequeña cascada. Al parecer, no tenían intenciones de detenerse; aquellas se perdían en el cuello de la ancha camisa de color amarillo pastel que tenía puesto.

Sollozaba bajito para no ser escuchado, mientras acariciaba con tanta delicadeza el pelaje de su gatito con su mano derecha. El felino se arrullaba más entre su regazo con cada toque que le proporcionaba, sintiéndose a gusto sin saber la situación del ambiente.

El precioso rubio yacía sentado en un largo mueble de madera que tenían en el pequeño invernadero dentro de su hogar. Desahogando su dolor con su pequeña mascota.

— ¿Tú sí me quieres, verdad? — le hablaba a su gato con voz quebrantada como si este le fuera a responder, y se dedicaba a besar su cabecita chata con tanto amor mientras seguía con sus caricias.

Se veía tan destrozado.

Y lo estaba. JungKook sabía perfectamente que lo estaba.

"Estoy cansado, estoy cansado de esto, hostigado. Desde que me casé contigo, mi vida ha sido un verdadero infierno... tuve que dejar a la mujer que realmente amaba, por ti... por ti, todo lo malo que me pasa es por tu culpa, no sé por qué no te mueres de una vez por todas y desapareces de mi vida para siempre."

Qué tonto fue. Estaba molesto, y su esposo solo quería consolarlo, como montones de veces trataba de hacerlo, pero lo único que hizo fue decirle cosas hirientes como de costumbre. Pero esta vez fueron peores, decirle que se muera fue muy bajo, había pasado los límites, y aquello lo tenía mal.

"Jeon JungKook, ¿por qué eres tan cruel con él? Jiminie no se merece esto."

Los gritos de su madre, quien escuchó el mal trato, regresaron a su mente. Aquella discusión con ella fue una de las más fuerte que ha tenido. Cuando ella llegó, Jimin no lo pudo soportar más y salió a carrera entre sollozos, para encontrarse ahora donde estaba.

"Es lo que se merece, por ser tan metido, lo odio, porque destruyó mi vida. Además, para el año que tenemos en este infierno de matrimonio, le he dejado en claro que me da asco, no quiero que me mire, no quiero que me toque... no quiero... además no sé por qué me reclamas, si el sufrimiento que él tiene conmigo tú lo provocaste junto a mi padre, por hacerme casar con un hombre que se cree mujer."

Fíjate en Mí || KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora