[ OO2 ⚊ Cambio de Look ]

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— Jimin es mía, solo mía~

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— Jimin es mía, solo mía~

El precioso rubio observaba con ojitos llorosos el vídeo en su pantalla, aquel que repetía una y otra vez en la misma parte. Se sentía muy triste. Jungkook había cambiado tanto en estos últimos 12 años. Ya no lo quería como antes; lo único que ahora le demostraba era asco y odio, y eso lo lastimaba.

— ¡Mi preciosa ángel, ya es hora de ir al colegio!

Unos toques en su puerta junto a la voz de su madre lo despertaron de sus ensoñaciones. Con sus pequeñas y delicadas manos, secó sus lágrimas de las húmedas mejillas. Tragó saliva con fuerza, tratando de desatar el nudo que sentía en la garganta, y dio un leve suspiro para que su madre no notara su tristeza antes de hablar.

— Ya voy, madre.

— De acuerdo, bebé.

La escuchó alejarse gracias a los tacones que suponía que tenía puestos. Cuando se calmó y se sintió un poco más tranquilo, apagó su pantalla y se puso de pie; tantos recuerdos lo pusieron muy triste, y anticipar su día no ayudaba en nada.

Salió de su cuarto, contando casi los pasos hasta llegar a la planta baja. Observó cómo su madre lucía su nuevo vestido negro de diseñador con pequeños adornos de diamantes, aquel que hacía juego con su nueva cartera negra de cuero de un reconocido diseñador alemán. Recordó cómo su madre había llamado con insistencia a su padre para que no se olvidara de traerla, ya que este se encontraba en aquel lugar por una importante reunión de trabajo.

La manera de vestir de ella no le agradaba; era muy exagerada y para nada humilde. Lucir una vestimenta sumamente cara delante de personas que a veces no tienen ni un centavo para comer le daba mucha pena.

— Mamá, ya estoy lista.

Se anunció al estar a unos pasos cerca de ella. Su madre volteó a verlo con una sonrisa resplandeciente, aunque aquella se esfumó al ver su aspecto.

— Ji...Jimin, ¿qué te hiciste, mi cielo?

Sus ojos azules, iguales a los de su hijo, se abrieron tanto que parecían querer salirse, y no pudo evitar acercarse para tocar a su bebé de manera muy desesperada.

— ¿Por qué te cortaste el cabello? — preguntó con su ceño totalmente fruncido mientras lo tocaba — Y tan largo que lo tenías — dijo con dolor, al verlo ahora corto.

— Me estorbaba, madre. Ya no lo quería tener largo — explicó con una sonrisa forzada, aunque su madre no lo notó.

— Bueno, está bien — respondió no muy convencida — ¿Pero por qué este atuendo? — tocó con desagrado la prenda de su hijo — ¿Dónde está tu blusa nueva de diseñador? ¿Y la falda, qué pasó con ella?, estabas muy emocionada cuando la compraste.

El nerviosismo era palpable en la expresión del rubio, y observó sus zapatos en vez de a su madre.

— Na...nada, solo no quise usarla — evadió la pregunta, ya que decir la verdad traería problemas, y eso es lo que menos quería.

— Pero, mi ángel, esta camisa blanca te queda muy grande y ¿qué es eso? — sus ojos se enfocaron en la parte inferior de su hijo — Estás usando zapatos Converse y una bermuda, pero qué falta de glamour, Jiminie.

Jimin agarró el borde de su camisa, la cual solo tenía un pato adorable plasmado en medio, la observó y su madre tenía mucha razón. Esa clase de atuendo no acostumbraba a usar, es lo que más odiaba, pero.

"Eres un chico, Jimin. Eres gay, sí... Pero al menos vístete como un hombre. Me da asco ver cómo un chico vestido de mujer me esté siguiendo todo el tiempo."

A Jungkook no le agradaba, y por él cambiaría lo que sea.

— Me gusta así, madre.

La señora Park asintió a regañadientes. Estaba tan acostumbrada a verlo vestido con ropa femenina muy linda, se veía muy adorable y precioso ante sus ojos. Pero si su pequeño se sentía cómodo vistiéndose así, no pondría objeción alguna.

— Está bien, mi amor, aunque no me guste este nuevo cambio de look que te hiciste, pero si tú estás feliz, yo también lo estaré. Ahora vamos, se hace tarde para el colegio.

Jimin suspiró aliviado. Su madre prefirió no hacer más preguntas y eso lo agradecía internamente. Desde ahora tendría muchos cambios, que sorprenderían a más de uno, y aunque no le agradaba mucho la idea, no podía hacer nada. A Jungkook no le agradaba, y tal vez por eso aún no se fijaba en él, y eso era lo que más anhelaba en el mundo. Ya no aguantaba más desprecios, pero aún así los soportaba.

Era una persona muy perseverante y tolerante a la vez, y rendirse no estaba en su diccionario.

No estaba en lo aprendido.

Salió de su hogar en compañía de su madre con un único pensamiento.

— Ojalá te guste cómo voy vestido, ojalá esta vez puedas fijarte en mí.

— Ojalá te guste cómo voy vestido, ojalá esta vez puedas fijarte en mí

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Fíjate en Mí || KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora