[ OO1 ⚊ Niños ]

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— No, no

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— No, no... es mío, déjalo, déjalo... — Gritaba un pequeño rubio de 5 años entre sollozos, tenía sus dos rechonchas manitas en sus ojitos mientras corría desesperado tras una niña que quería a su esposo como pareja.

Como solía decirle.

La profesora de ese día había decidido organizar un pequeño juego de baile para entretener a los niños antes de la hora de salida, mientras los grababa para mostrárselo a sus padres más tarde. Sin embargo, el baile debía ser en pareja para que fuera más divertido, y siempre había un niño o una niña sin pareja, ya que solo había 21 alumnos. Esta vez, le tocó a Jimin.

— No... no es tuyo, Jungkook es mío — dijo la niña con burla y le sacó la lengua.

El pequeño azabache trataba de zafarse de las manos de la niña y huir de los dos niños locos que lo acosaban.

— ¡No, mientes, mientes, Jungkookie es mío! — sollozaba mientras lo jala del brazo izquierdo, al igual que la niña del otro.

Jungkook, harto de la situación, se soltó de ambos.

— Ya... no me estén estirando, me duelen mis bracitos — se quejó — Y yo no quiero bailar contigo, Jimin, eres fea — fue lo último que agregó el pequeño antes de retirarse con la niña de la mano, la cual iba haciendo feas muecas de burla a Jimin.

— M... mentira, yo soy muy bonita. Le diré a mi mamá y a la tuya para que te regañen, ya no jugaré contigo en las tardes tampoco, mal esposo.

A pesar de las palabras dichas, el rubio era tan insistente que continuó yendo tras él.

— Jungkookie — seguía insistiendo, aún en sollozos, con sus hermosos ojitos azules rojos e igual que su pequeña nariz.

— ¡Ya déjame! — le empujó, haciéndolo caer de nalgas.

Cuando la maestra se dio cuenta del pequeño problema entre los niños, dejó su cámara en un mejor lugar para que grabara por sí misma y fue a separarlos. Jungkook se fue con la niña agarrados de la mano, donde estaban el resto de sus compañeros. Mientras tanto, la maestra puso de pie al rubio de manera delicada y comenzó a secar sus lágrimas.

— ¿Qué pasó, pequeño? — preguntó preocupada, para luego darle un beso en uno de los lindos mofletes del niño para calmarlo.

— Jungkookie no quiere bailar conmigo — dijo entre hipidos.

— No estés triste por eso, corazón. No puedes obligar a tu compañero a hacer todo contigo, ¿entiendes?

La maestra hablaba muy dulce mientras acariciaba el rostro de Jimin y acomodaba una hebra rubia detrás de su oreja.

— Pero mi mamá dijo que Jungkookie es mío.

La profesora suspiró cansada. No sabía cómo lidiar con esa situación. Como persona y madre, le dolía el daño que le estaban haciendo a ese pequeño, y a ambos en realidad. No consideraba correcto cómo los estaban educando, haciendo que un niño se crea una mujer y permitiendo que otro lo trate de la misma manera. Era muy absurdo. Sin embargo, no podía hacer nada. Era, después de todo, solo una maestra insignificante en comparación con personas poderosas que podrían cumplir sus amenazas si se metía en asuntos que no le importaban.

— Qué linda falda tienes hoy — cambió de tema.

— Verdad que sí, profesora. Es mi favorita... pero a mí Jungkookie no le gusta — hizo un puchero.

— No importa, corazón. Es muy bonita para mí... Ahora vamos con tus compañeros. ¿Quieres bailar conmigo hoy?

El pequeño asintió y fue gustoso de la mano de la maestra con una sonrisa de oreja a oreja. Cuando iban a comenzar con su baile improvisado, otro pequeño se les acercó.

— Maestra, yo no quiero bailar con ella. Me pisa mucho el pie — se quejó el pequeño con rostro alegre.

— No... miente — le sacó la lengua la niña.

— Yo no miento. Además, yo quería bailar con mi Jimin desde antes, pero tú me jalaste — se defendió antes de mirar a la docente — Profesora, ella miente. Yo quiero bailar con mi linda Jimin.

— Ella es fea — dijo la pequeña, inflando sus mejillas.

— No, mi Jimin es bonita. Tú eres la fea.

La maestra sonreía ante la pequeña discusión de los niños. No podía molestarse por eso. Después de todo, solo eran niños, y ella los amaba.

— ¿Tú estás de acuerdo, Jimin? — le preguntó al hermoso rubio, después de que la niña se hubiera ido enfadada con sus otros amigos.

Jimin estaba indeciso, ya que si bailaba con él, sería infiel a su esposo, al menos eso es lo que le habían enseñado.

— No, mamá dijo que no puedo coquetear con otros niños, porque eso es ser infiel a mi esposo.

La respuesta de Jimin hizo que el corazón del pequeño niño con el rostro alegre se sintiera triste y lo llevó a hacer gestos de querer llorar.

— Eso no es ser infiel, Jimin. Es solo un baile entre amigos — respondió su maestra.

— ¿Amigos? Bueno... si es así, sí quiero bailar con mi amigo HoSeokie.

Jimin agarró la mano del pequeño HoSeok, lo que hizo que este se sintiera muy feliz. Giraron por todo el aula, y después de unos segundos, Jimin intentó separarse para mostrar sus pasos de baile que había aprendido el día anterior con su maestro particular de danza. El problema es que el pequeño HoSeok no quería soltarlo por miedo a que lo dejara. Jimin pudo quitarle las manos bruscamente, como haría cualquier niño molesto, pero el hermoso rubio era muy pacífico y tolerante, por lo que no le importó realmente y siguió dando vueltas con el divertido niño.

— Mi Jimin baila muy bonito — le halagó.

— Yo soy muy bonita, por eso todo lo que hago es bonito — respondió arrogante.

— Sí, es v...

Cuando el pequeño HoSeok iba a terminar su respuesta, fue empujado bruscamente.

Los sollozos del niño no tardaron en aparecer, y se quejaba mientras tocaba su brazo derecho, el más afectado al caer de lado sobre él.

— Jeon Jungkook, ¿por qué empujaste a tu compañero? — preguntó su maestra en tono suave mientras se apresuraba hacia el niño en el suelo y lo levantaba angustiada para revisar si no estaba herido — ¿Te encuentras bien, HoSeok? — se dirigió esta vez al afectado.

— Me duele mi bracito — respondió, absorbiendo sus mocos.

— Él tiene la culpa por tocar a mi Jimin.

JungKook se defendió mientras agarraba la mano de Jimin, pero este se soltó al instante para abrazar el brazo de HoSeok.

— Eso no es excusa, Jungkook. No debes empujar a tu compañero, además, tú no querías bailar con Jimin y lo hiciste llorar.

— Eso no es asunto de nadie. Jimin es mía, solo mía.

Terminó de decir antes de soltarse de Jimin, agarrarlo de manera correcta de su mano, guiarlo hacia sus otros compañeros y comenzar a bailar muy feliz con él, como si nada hubiera pasado.

Algo que ya no harían años después.

Porque una cosa era ser solo niños, y otra muy distinta era ser adultos.

Porque una cosa era ser solo niños, y otra muy distinta era ser adultos

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Fíjate en Mí || KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora