Donde Jimin quiere que el hombre con el que lo hicieron casar, se fije en él.
Solo quiero, que te fijes en mí.
• Personajes: Kookmin
• Fanfic
• Genero: Bl, drama, angst.
•Créditos: Portada y Banner (si eres la que me hiciste esta portada y el banner...
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La tristeza invadía su frágil corazón. JungKook lo trató demasiado mal frente a todos sus compañeros de colegio. Al parecer, su cambio de imagen no resultó como él lo creía. Su JungKook no cambiaría jamás su forma de pensar sobre él. Lo odiaba demasiado, y eso le dolía.
Después de unas 5 horas de extensas clases, muy aparte de su receso, al fin estaba en la última, en Literatura, su materia favorita. Aunque por el estado de ánimo que tenía, todo le daba igual. Se encontraba anotando todo lo escrito en la pizarra con extrema tristeza. Ya quería irse de una vez por todas a su hogar.
JungKook se encontraba muy lejos de él, a unos siete asientos de distancia. Se sentaba en uno de los primeros asientos, no era como el típico chico lindo que se sentaba al fondo para ser considerado el duro y señor de todo. No, todo era completamente distinto. JungKook era muy inteligente y siempre gustaba sentarse en el primer asiento de la fila de en medio, quedando frente a frente con la pizarra.
En cambio, él sí estaba al fondo, en el rincón izquierdo. Era el único asiento que quedó libre, ya que nadie quería compartirlo con él. Los asientos eran para dos estudiantes. Y su JungKook lo compartía con ella, Kim Ji Soo, la chica que tenía su amor. JungKook solo tenía ojos para ella y nadie más. Ambos compartían sonrisas y miradas cómplices, mientras él solo los veía desde lejos con sus ojos azules apagados. Era una tortura verlos juntos siempre, dejándolo a un lado de todo.
Su cabellera rubia, ahora corta, danzaba por el ventilador que se encontraba en la parte trasera. Haciéndole dar una imagen aún más lamentable. Una vez terminó de anotar, cerró su cuaderno y guardó todo, esperando que el timbre sonara de una vez por todas. Sintió un pinchazo más fuerte en su corazón al ver cómo ella apoyó su cabeza en el hombro izquierdo de su JungKookie, mientras escuchaban música por los auriculares.
Le dolió mucho ver eso, así que apartó inmediatamente su mirada y la dirigió a sus manos juntas, las cuales temblaban. Sus ojos comenzaron a picar.
Después de unos 15 minutos, el tan deseado timbre sonó. Agarró su mochila y salió por la puerta trasera del aula. Caminó lentamente hasta quedar al lado de la puerta principal, lo esperaba. ¿Qué tan estúpido podía llegar a ser? Esperó unos diez minutos más, todos sus compañeros habían salido, menos ellos dos.
La curiosidad lo invadió, y se asomó para ver por qué demoraban tanto; a veces llegaba a ser tan masoquista. Su pecho se volvió a oprimir, mientras su corazón se hacía más trizas. No estaban haciendo nada malo, pero a pesar de ello le dolió ver cómo aún ella estaba apoyada en su hombro mientras su JungKook le cantaba.
Su cuerpo flaqueó, pero aún así no se dejó derribar.
—Ju... JungKookie — le llamó, con el corazón en la garganta, pero sin borrar su sonrisa falsa.
Ambos pusieron su atención en él.
—¿Qué quieres, Jimin?
El desprecio en su tono de voz fue tan doloroso, pero aún así su sonrisa no se borró.
—E...es — tragó con fuerza para que su voz saliera natural, sin ningún tipo de sentimientos encontrados — Es hora de irnos, esposito.
JiSoo le veía con esos ojos mieles grandes y brillantes, que no tenían maldad. Ella prefería mantenerse al margen de la situación.
—No quiero irme contigo, no puedes ver. Estoy ocupado.
—Pero mi madre dijo que tú ibas a llevarme hoy.
—Lo siento por la tía, pero estoy ocupado, vete solo.
Cada palabra que soltaba el azabache era tan malditamente dolorosa para su bienestar. Suspirando con dolor, se arriesgó al acercarse más de lo debido y tomarlo de la mano.
—Vamos, JungKookie — le jalo.
—Ya bájale, Jimin, porque no puedes entender. Ya déjame tranquilo, me agobias — se soltó con brusquedad.
Jimin retrocedió varios pasos, pero su postura firme no desapareció.
—Si no me llevas, tu mamá te regañará.
—No me inte...
—Ve con él, JungKook — JiSoo intervino, y comenzó a guardar sus cosas — No quiero que te regañen por mi culpa.
Sus ojos mieles conectaron con los de su JungKookie una vez terminó de guardar todo. No pudo evitar esquivar su mirada al verlos vivir en su propio mundo, incluso cuando se despedían.
—Pero, JiSoo.
—Ve con él.
Dejando un cálido beso en su mejilla, agarró sus cosas y salió del aula, dejándolos solos.
—Todo esto, es por tu culpa, Jimin — le miró con desprecio.
—No me mires así — dijo dolido, sus ojitos aguados mostraban cuánto le había destrozado esa mirada.
—Te miro como se me da la gana — agarró su mochila con fastidio, y se abrió paso golpeándolo con brusquedad en su hombro.
—¡Auc...! — apenas se pudo quejar.
—¡Muévete! — le gritó una vez afuera, y siguió su camino con rebeldía.
—No...no me gusta que me mires con esos ojos llenos de odio, JungKookie — susurró para sí mismo, tocando su hombro golpeado — Yo solo quiero que me mires con amor.
Limpiando las primeras lágrimas que habían comenzado a recorrer sus hermosas mejillas, le siguió. Su sonrisa falsa volvió a aparecer, aquella que utilizaba para ocultar todo el dolor que sentía en su corazón.
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