Fíjate en Mí || Kookmin

[ OO7 ⚊ No te queda otra opción ]

Las risas de cada integrante de ambas familias se mezclaban, creando un eco único en aquella sala. Todos estaban verdaderamente felices por la gran noticia, excepto JungKook. Era obvio las razones por las cuales no lo estaba. Querían casarlo sin tomar siquiera en cuenta su opinión. Era como si no importaran sus palabras, pensamientos y mucho menos sus sentimientos. Solo querían hacer lo que les convenía, no lo que él deseaba.

Él no amaba a Jimin.

Y ellos lo sabían. Todos y cada uno de ellos lo sabían, pero aún así no les importaba. ¿Por qué? Porque ellos eran los que decidían y ellos los que tenían que aceptar, sin importar qué. No tenían derecho a cuestionar algo que ellos ya habían decidido. Así se manejaban sus familias.

Pero esto ya había llegado a su límite.

Cada integrante de las diferentes familias yacía con una copa de champán en sus manos, servida por su mayordomo de confianza, aquel que había servido a ambas familias con lealtad. Todos estaban entretenidos celebrando mientras conversaban sobre cómo serían sus vidas a partir de ahora que sus familias serían una sola. Aunque siempre habían sido muy unidos, no se sentían como una verdadera familia.

—Te verás preciosa con tu velo blanco, mi ángel. — La madre de Jimin le halagaba mientras tocaba con extrema delicadeza su sedosa cabellera rubia.

—¿Tú crees, mamá? — preguntó con una sonrisa tímida en sus labios. Estaba asustado y muy nervioso, con un montón de sentimientos revueltos, pero nada de lo que sentía reemplazaba la gran felicidad que sentía en su pecho.

Se sentía cálido, un calor agradable en su pechito que le quemaba de una manera tan gratificante. Era una sensación bonita y única. Estaba feliz, muy feliz, como las mariposas que sentía revolotear en su barriguita.

A diferencia de JungKook, había soñado con este momento desde siempre. Siempre había vivido tan ilusionado con JungKook, tanto que su mundo giraba en torno a él, porque así se le había enseñado y así lo sentía. JungKook le pertenecía, y estaba emocionado de que ahora fuera su esposo de verdad, ante la ley, ante el mundo, ante todo y más que todo, ante Kim Ji Soo.

—Por supuesto, mi cielo, eres la cosita más preciosa que puede existir. — fue la respuesta de su madre con mucho cariño.

—En eso tiene toda la razón, mi futura consuegra. — la señora Jeon asintió mientras daba un pequeño sorbo a su copa.

—Yo también estoy muy de acuerdo con estas hermosas damas. — dijo esta vez el señor Park, mientras el señor Jeon solo se limitaba a asentir muy de acuerdo con todo lo dicho.

—Entonces, ¿yo soy la más fea aquí? — soltó en broma Chae Young, provocando nuevas risas en todos.

—Nada que ver, tú también eres hermosa, hija. — dijo su madre sin dejar de sonreír.

—Lo sé. — alzó su cabello con su mano derecha, mostrando lo diva y preciosa que también era.

—Eres bienvenida a mi familia, mi adorada Jimin. — el señor Jeon salió diciendo, cambiando el tema en cuestión de segundos y se acercó a abrazarle de manera tierna, como si de una chica se tratara.