La verdad es que no pudo hacer mucho para defender su amor. Los días pasaron muy rápido y dolorosos para su frágil corazón.
Aún no tenía idea de qué palabras habría usado su padre para alejar a Ji Soo de su lado, pero conociendo a su padre, era claro que usó las palabras correctas para lograr su objetivo.
La indignación y el odio que sentía en su corazón eran tan intensos que no sabía si podría soportar todo esto.
Su padre no solo logró que Ji Soo lo abandonara, sino también su traslado a quién sabe dónde, tanto ella como su humilde familia. Ni siquiera tuvo el privilegio de conocerlos y presentarse como el novio de su hermosa hija.
Bastó esperar solo unas horas tras su ruptura para querer arreglar las cosas, pero se enteró de su traslado y de que nunca más la volvería a ver.
Al parecer, ya lo tenían todo arreglado y listo para dar el golpe final. Era evidente, no tenía que ser brujo para saberlo. Desde que mostraron su verdadero yo, sabía que eran capaces de todo.
Pero a pesar de ello, él sabía quién era el causante de todo este alboroto en su vida, del dolor que sentía su corazón, de que sus padres no respetaran su decisión, de que sus tíos no lo apoyaran como solían hacerlo cuando era niño, y ese era Park Jimin.
Él era el culpable de todas sus desgracias, por su obsesión con su persona, por pedirle a sus padres constantemente desde que tiene uso de razón querer casarse con él. Sí, desde su jodida existencia todo se basaba en él, y nada más que él.
Jimin definitivamente era el culpable de todo.
Todo esto fue planeado por él y por nadie más que él. Con su rostro inocente, incapaz de matar una hormiga, y su actitud de niño pequeño, se había ganado por completo los corazones de sus padres, y así podía manipularlos a su antojo.
Pero a él nunca pudo engañarlo y nunca lo va a lograr.
Odiaba tener que soportarlo y lidiar con todas sus muestras de cariño, odiaba tener que escuchar su empalagosa voz a cualquier hora del día, odiaba tener que fingir que le agradaba frente a las personas, y más que todo, odiaba tener que comprometerse con él.
—Muchas gracias por venir —escuchaba decir a sus padres y tíos mientras llegaba un invitado más a su dichosa celebración de compromiso.
Tenía unas inmensas ganas de dejarlo todo y gritar a todo pulmón que todo era una mentira, que todo esto era una farsa, que él no era feliz y que se sentía sofocado, que su vida era una completa mierda y que sus padres eran los encargados de hacerla así.
Pero era en vano tener esa sensación e impulso. Por más que quisiera, no podía. Dependía de ellos, y por más que quisiera negarlo, también dependía de aquel molesto rubio. Los Jeon eran ricos, pero no tanto como los Park y necesitaban de ellos. Su familia necesitaba de ellos.
Aunque, para ser sincero, JungKook no encontraba la lógica a esta absurda decisión. No necesariamente tenían que casarse para tener su apoyo. Eran amigos desde hace años y siempre se ayudaban mutuamente. Así que no entendía, ¿por qué casarse?
Pero desde que sus cabezas se llenaron de la idea de que querían ser una sola familia, fue ahí donde comenzaron a joderle la existencia, sobre todo a él, porque Jimin estaba más que encantado con aquello.
Por más que pensara o tratara de encontrar una respuesta a la tan jodida necesidad de hacerlo casar con Jimin, no encontraba nada y no dejaba de parecerle completamente ridículo.
Pero su opinión no contaba, no valía, y si decía algo, de seguro Ji Soo pagaría las consecuencias. Así que no le quedaba de otra que estar ahí con una sonrisa fingida y con el brazo entrelazado con el delgado de Jimin, mientras inclinaban sus cabezas una y otra vez en forma de gratitud por haber asistido a su estúpido compromiso a cada quien que llegaba.
—Felicidades, chicos —unos viejos conocidos de sus padres los felicitaron al ingresar.
La llegada de los invitados duró un lapso de treinta minutos, hasta que el gran salón en uno de los hoteles más costosos del país, con disponibilidad para doscientas cincuenta personas, estaba completamente lleno, todo con gente prestigiosa y refinada de la misma clase social que ellos.
—Primero que todo, muchas gracias por la presencia de cada uno de ustedes en este evento tan importante para nuestras familias, tanto para la familia de mi buen amigo Park como para la mía —el señor Jeon comenzó con sus palabras por un pequeño micrófono que yacía en un módulo individual que estaba en el centro del escenario en el que estaba, todo como si de una conferencia se tratara.
Todas las miradas de los invitados estaban sobre el señor Jeon, escuchando atentos a cada palabra que decía.
—Hoy es un día de verdadera felicidad en nuestras familias —comentó esta vez el señor Park—. Es más que obvio que ya saben la razón de esta ceremonia, pero nunca está de más volverlo a decir. Estamos hoy aquí reunidos para que ustedes sean testigos de este hermoso compromiso de mi preciosa ángel, con el hijo único de nuestros amigos de años, Jeon JungKook.
Los aplausos comenzaron a apoderarse de cada rincón del salón. Meseros se paseaban de aquí para allá ofreciendo champaña y uno que otro bocadillo.
—Esto es algo que estábamos esperando por décadas, ¿verdad, mi querida amiga? —esta vez era el turno de las féminas del hogar, las cuales contaban una que otra anécdota de la niñez de los chicos.
JungKook veía todo fijamente con una rabia inmensa entre los invitados. Él aún se encontraba sentado junto a Jimin, esperando a ser nombrado para decir palabras que no sentía y no tenía ganas de decir.
—Jimin y JungKook, cuando eran niños, eran sumamente inseparables. JungKook, al igual que Jimin, lloraban cuando se los alejaban. Eran una ternura de niños —contó la señora Jeon y la señora Park sonreía por la nostalgia al recordar.
Los minutos seguían transcurriendo cada vez más lentamente para JungKook, quien entre más segundos pasaban, más se desesperaba desde que comenzó toda esa farsa. Pero no le quedaba de otra que escuchar mientras seguían hablando sobre su infancia.
—Todo es muy bonito, ¿verdad, esposito? —dijo Jimin mientras le brillaban sus ojos azules maravillado por todo lo escuchado, con una sonrisa resplandeciente en sus bonitos labios.
—Cierra la boca —demandó con fastidio.
Esas palabras fueron suficientes para que Jimin dejara de sonreír automáticamente y asintiera a lo dicho por su prometido.
—Bueno, nos hemos pasado de mucha palabrería. Sería más emocionante escuchar ahora a los prometidos —dijo el señor Jeon—. Jimin y JungKook, ¿nos acompañan acá arriba y nos regalan algunas palabras? —invitó.
JungKook asintió sin ganas y se levantó de su asiento con una sonrisa fingida y tomó de la mano a Jimin, guiándolo al escenario.
—Hola a todos —fue lo primero que dijo JungKook en el micrófono con voz áspera—. No saben ustedes lo malditamente feliz que estoy por esto. —sus padres lo miraron con los ojos abiertos. Desde que comenzó todo no dijo nada y no pensaba decir nada de lo que en verdad pensaba, pero así como ellos le jodían la vida, él también podía hacerlo, para que sientan un instante lo que él siente.
Jimin también estaba sorprendido. JungKook rara vez solía soltar groserías, pero nunca lo hacía en público.
—Hijo, cómo nos alegra que estés tan contento como nosotros —su padre se acercó a abrazarlo—. No te pases de listo —le susurró en el oído y se separó para bajar del escenario acompañado de los señores Park y su esposa, dejando a ambos en aquel.
—Como les iba diciendo, estoy tan malditamente feliz —volvió a repetir sin inmutarse por las palabras dichas por su padre—. Pero, ¿quién en mi lugar no lo estaría, si tengo a esta belleza a mi lado? —agarró sin delicadeza alguna la cintura de Jimin para atraerlo a su cuerpo y la apretó en el acto, haciendo que el rubio soltara un pequeño gemido de dolor—. ¿Verdad, mi cielo? —una sonrisa ladina asomaba en sus labios y miró fijamente a Jimin, quien estaba avergonzado.
—Ko...Kookie —dijo Jimin en susurro, nervioso.
—Es tan bonito, ¿no lo creen? —soltó con sarcasmo sin dejar de mirarlo a los ojos, aquellos que estaban aguados por la humillación.
Nadie del público lo notó. Estaban tan sumidos en el evento, que nadie notó las duras palabras que soltaba JungKook con un tono sarcástico en cada palabra dicha.
—Ko...Kookie —volvió a susurrar Jimin.
JungKook se acercó a sus labios, rozando apenas los de él, pero por el ángulo y la lejanía con los invitados, creyeron que realmente fue un beso y aplaudieron eufóricos acompañando el supuesto mágico momento. Una vez que logró su cometido, JungKook deslizó con arrogancia sus finos labios por la mejilla derecha de Jimin hasta llegar a su oído.
—Si mi vida es un infierno, la tuya también lo será —se alejó sonriendo como si nada a los invitados y volvió a apresar aquel delgado cuerpo contra el suyo sin ninguna clase de delicadeza.
Para JungKook, Jimin era una víbora disfrazada de conejo, muy mentiroso, y lo desenmascararía mientras lo hacía pagar por todo el dolor que estaba sintiendo su corazón por su causa, todo.
A pesar de que él sea tan inocente como lo es él.
Es lamentable cómo dos almas inocentes pagarían por los errores y malas decisiones de sus padres.
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Fíjate en Mí || Kookmin
FanfictionDonde Jimin quiere que el hombre con el que lo hicieron casar, se fije en él. Solo quiero, que te fijes en mí. • Personajes: Kookmin • Fanfic • Genero: Bl, drama, angst. •Créditos: Portada y Banner (si eres la que me hiciste esta portada y el banner...