CAPITULO [6]: Victoria

235 28 13
                                    

El lamento venía desde un cerro de escombros a nuestra derecha, en ese lugar debió levantarse una casa que con mucha suerte se vino abajo y no desapareció por completo, caminamos muy lentamente y sin bajar nuestras armas. La época de ser confiados se terminó junto con lo que conocíamos, no debíamos bajar la guardia por nada del mundo.

—Ve tú por el costado y bordea el sitio sin bajar tu arma, si alguien te ataca tu disparas —me dijo Tom.

Camine bordeando el lugar tal como me indico, tener un arma en las manos no me hacía sentir muy seguro, al contrario sentía que cualquiera podría quitármela y usarla en mi contra. Me acerque y vi una mano que salía de entre medio del montón de palos y bloques, era una muchacha.

— ¿Estás bien? —Le pregunté — ¿Estas herida?

—Si estoy bien, pero atrapada.

— ¿Cuál es tu nombre? —Le Pregunte.

—Victoria —Respondió asomando un ojo por el espacio donde antes tenía su mano.

—Victoria mi nombre es Joe y él es mi hermano Tom, te vamos a sacar

Tom se acercó y le pedimos a Victoria que retrocediera y colocara sus manos sobre su cabeza para cubrirse en caso de deslizamientos de materiales. Comenzamos a remover todo lo que obstruía la salida, unos fierros muy gruesos hicieron la tarea interminable, era imposible que ella saliera sin ayuda, cuando por fin terminamos el espacio era suficiente para que saliera.

—Gracias pensé que moriría aquí —Dijo cuando comenzaba a encaramarse por el ducto que formamos para liberarla.

— ¿No hay nadie más contigo ahí dentro? —Pregunto Tom mientras registraba el lugar con la mirada.

—No, estaba sola mi familia viajó por el fin de semana a San Luis.

—Nosotros vamos hasta San Lucas, ¿vienes con nosotros o te quedas aquí? —Agregó Tom impaciente, porque el notó algo que yo no.

El atardecer cayó de pronto y más rápido de lo normal, ya comenzará a oscurecer y eso hará todo más difícil, pero algo preocupaba a Tom.

—Tenemos que movernos rápido —Tom daba pasos gigantes comparados a los míos.

—Y exactamente ¿Que buscan en San Lucas? —Preguntó Victoria casi trotando junto conmigo para alcanzar a Tom.

—Sobrevivientes, están dentro del tren subterráneo y necesitamos un doctor —Respondí.

— ¿Alguno de ustedes está enfermo?

—Es mamá, se quebró un tobillo y la fiebre se la come viva —Añadí.

Ya habíamos cruzado medio pueblo a esas horas de la tarde y Tom no dejaba de mirar su reloj de bolsillo, hasta que por fin pregunte:

— ¿Que tienes?

—La hora Joe, el día dura solo un par de horas.

—De qué hablas si llevamos media tarde aquí, deben ser cerca de la siete ¿no? —Repuse.

—No Joe, son las cuatro de la tarde y ya es casi de noche, salimos del campamento cerca del mediodía.

Recién ahí medí la realidad, tenía razón no llevábamos tantas horas como yo creí, ni tampoco era hora de anochecer, el día duro exactamente cinco horas. Comimos un poco para luego continuar, la carretera que lleva a la ciudad no es muy larga pero es el único camino y esta atiborrado de vehículos destruidos.

El brillo lunar nos iluminaba bastante bien el camino, pero de todas formas las linternas hacían su trabajo más minucioso en el suelo. El tema bi lunar ya era casi normal, a lo único que no me lograba acostumbrar era ver cuerpos cada cierto tramo del camino, gire la vista para no quedarme con esas imágenes en la cabeza. Tom y Victoria hacían lo mismo.

BUNKER: La Primera Noche De La TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora