CAPITULO [9]: La Verdad

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—Por fin volvieron, ya los extrañábamos —Grito Andy, caminando hacia nosotros levantando los cinco para chocarlos conmigo.

Le di un gran abrazo porque realmente estaba preocupado por él y por qué estaba vivo, se dirigió a Tom para saludarlo y cuando por fin miro al grupo, sus ojos se cristalizaron y como un niño pequeño se echó a llorar abrazando a su hermano Eliot. Espere tanto este momento, estaba feliz de que mi mejor amigo tuviera a su hermano como yo tenía a Tom.

Me acerque a la orilla donde terminaba el patio de la casa y daba paso a esta suerte de piscina que antes era mi sótano.

— ¿Pero qué paso aquí? —pregunte muy contento.

—Andy hizo un gran trabajo en tres días —Repuso Tom.

Y claro, Andy había limpiado el lugar, levantó una gran carpa con mantas y palos, definitivamente se veía mucho mejor que lo que habíamos dejado con Tom. Baje por la escalera improvisada pero firme que Andy monto y abrí una cortina para entrar a la tienda, busque a mamá que dormía sobre un colchón bastante cómodo, suavemente la bese en la mejilla, se veía tranquila y hermosa cuando abrió los ojos y me miró.

Hablamos sobre lo que vivimos en la ciudad y ella solo se dedicó a halagar a Andy, todos los muchachos se presentaron y antes de dormir comimos algunas de las provisiones que papá nos había guardado en las cajas metálicas.

— ¡Joe! ¡Joe! —Victoria me susurraba al oído.

— ¿Qué pasa? —Respondí en voz baja recién incorporándome.

—Tienes que ver esto —Me dijo, tomándome de la mano para ponerme de pie.

Camine con ella pasando cerca de donde dormían los demás, eran cerca de las seis de la mañana y fuera de la tienda de campaña el frío era el rey, subimos hasta el nivel del patio y soltó:

— ¿Lo notaste?

—No, que pasa Victoria —Le conteste aun a medio abrir los ojos.

—Joe mira el cielo, solo hay una luna —Me dijo.

— ¿Pero cómo? —Espantado me restregué los ojos para comprobar nuevamente.

—No lo sé, yo solo salí por que no podía dormir y después de un largo rato sentada sobre el montón de piedras me di cuenta —Me relato.

Pensé en que podía estar pasando, pero como la primera vez que abrí el pomo de la puerta de entrada y las vi, volví a quedar en blanco, sin una explicación y esta vez papá no estaba aquí.

—No sé qué mierda pasa, creo que deberíamos volver adentro pero dormir atentos a lo que sea —Le comente.

—Joe

—Dime

—Puedo dormir contigo, tengo miedo —Me dijo y pude sentir su preocupación cuando me miró.

—Bueno está bien, pero trae tus mantas.

Ella durmió a mi lado pero no tan cerca, la verdad me avergonzaba que sintiera el olor de mi polera o de mis jeans que ya llevaba días sin quitarme. La ropa que conseguimos no estaba del todo limpia, pero un momento antes de cerrar los ojos y dormir Victoria me abrazo y a pesar de los días, las caminatas y carreras perdiéndonos de los militares, ella olía increíblemente bien. Acaricie su pelo, respire su aroma y me dormí.

Los gritos me despertaron, tardé segundos en abrir los ojos y sentarme en el colchón, Victoria hizo lo mismo y una bala se clavó directo en su frente, cayó de espaldas con los ojos abiertos, no tuve tiempo de tomarla o despedirme de ella. Me arrastré hasta una orilla de la tienda de campaña y vi como un militar vestido igual que el que vimos en San Nicolás, le disparaba en el pecho a Andy tumbándolo en el piso, luego a Tom que intento buscar su arma para disparar, hizo lo mismo con Ann y Eliot y en cosa de segundos mató a mamá Jess y Brody.

BUNKER: La Primera Noche De La TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora