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6 de noviembre de 2017. Dos semanas después.El Prat de Llobregat. 9:00h

"Profesionales del SUVEC sostienen que el virus se puede erradicar."

"¡El día del Juicio Final ha llegado y los jinetes del Apocalipsis vienen a por todos vosotros! De nada sirve que os arrepintáis, pues este es el castigo divino que nos merecemos por no haber abrazado a Dios todopoderoso. ¡Todo aquel cuya alma no haya sido purificada está condenada al fuego eterno!"

"Queridos conciudadanos y conciudadanas de España, como presidente que soy de este gran país os transmito un mensaje de ánimo, fuerza y esperanza para todos. Un virus horrible se ha apoderado del mundo y ha venido para quedarse. Desde el Gobierno estamos teniendo comunicación con otros regímenes mundiales y haciendo todo lo posible para encontrar una cura que erradique este mal, pero por el momento, aunque estamos seguros de que lo conseguiremos, sólo podemos mantener el ánimo firme y la esperanza indestructible. Desde hoy queda decretado el estado de alarma para seguridad de toda la población. Queda terminantemente prohibido salir de casa entre la puesta y la salida del Sol. Durante el día manténganse ocultos todo el tiempo que puedan y no salgan a no ser que sea imprescindible. Equipos especiales del Ejército de Tierra pasarán por todas las casas parallevar a los supervivientes a un lugar seguro fuera de..."

- No son más que chorradas. - Áxel apagó la televisión. - Llevan días poniendo eso en bucle.Manteneos unidos, os iremos a rescatar... ¡y una mierda! Putas fuerzas armadas, solosalvan a los ricos.

- Cállate de una vez, hay que mantener la esperanza.

- Mantener la esperanza... ¿Que pretendes? ¿Esperar aquí hasta morirnos de hambre por si nuestro "gran servicio militar" viene a por nosotros? ¿O prefieres arrepentirte de tus pecados e irte a buscar un cura para confesarte? ¡Despierta Brenda, joder! Nadie vendrá a buscarnos.

- Eres un imbécil.

- Y tú una ingenua.

- ¿Y qué quieres hacer? ¿Salir a la calle? Porque yo no pienso enfrentarme a esas cosas.

Esa misma conversación la llevaban manteniendo desde hacía cuatro días, cuando todo se puso feo. La primera noticia que escucharon se publicó en los medios como si se tratase de un suceso sin importancia.

Según los informativos, una chica se había vuelto loca y había matado a su novio y a dos enfermeros de un hospital en el pueblo vecino al de Áxel. Las víctimas murieron a causa de unos mordiscos brutales y la chica, tras quince disparos propinados por la policía, murió de un último disparo en la cabeza. En las redes se filtró que había muchos más heridos y muertos de lo que se había comunicado, pero en seguida se silenció y desmintió, dejando a muchos con la sensación de que algo más grande estaba pasando. Aquello había pasado dos semanas atrás. A los pocos días se informaba de un ataque parecido en los túneles de Vallvidrera. Un hombre de unos cincuenta años atacó a su mujer y a su hija a mordiscos. No hubo información detallada, pero el resultado terminó igual: todos muertos.

Se hicieron suposiciones sobre aquellos ataques, ya que estos se multiplicaron en pocas horas por distintas zonas de la ciudad condal. Primero se habló de las sales de baño, una nueva droga que, al consumirla, convertía a las personas en monstruos de fuerza descomunal y, a su vez, los volvía insensibles al dolor y la razón hasta que los efectos pasaban. Esa teoría se descartó cuando las sustancias que contenía dicha droga se retiraron del país. Los ataques aumentaban y al Gobierno le resultaba casi imposible que la gente no relacionara los ataques entre sí.

A la semana, estos sucesos recibieron el nombre de fiebre caníbal y en algunos blogs de Internet se hablaba de ataques zeta. Si se indagaba en las redes encontrabas el término "zombi" seguido de vídeos cada vez más aterradores y surrealistas. Los ataques pasaron a suceder un par de veces al día hasta que, apenas una semana después de la noticia del hospital, podías vivirlo en tu propio entorno. Había ataques en parques, en cines, centros comerciales... Los niños se infectaban y el virus despertaba en mitad de las clases. Otros se colaban en oficinas o se transformaban en su jornada laboral infectando y atacando a todo el que encontraban a su paso.

El resurgirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora