La lluvia no ayudaba a que Barcelona pareciese menos tétrica. Conforme se adentraban por ellateral de la carretera que les llevaría al puerto, podían distinguir el caos al que había sucumbido la ciudad desde que todo comenzó. Si en las pequeñas ciudades de alrededor el silencio era insoportable, las escenas que se veían en la capital eran devastadoras.
Por todas partes había coches parados en mitad del asfalto. Las rotondas eran un caos de vehículos estrellados unos contra otros, con las puertas abiertas, las ventanas rotas y, en algunos, los cadáveres de aquellos que murieron sin ser atacados por los muertos. Una mujer, recostada sobre el volante de su coche y con signos claros de haber muerto a causa del choque contra la furgoneta que seguía anclada al morro de su vehículo, aún conservaba la expresión vacía y triste, como si antes de morir hubiese sido consciente de lo que estaba a punto de suceder. A pocos metros, un chico estaba aplastado bajo la rueda de un autobús, en el que se podían ver los muertos deambulando en su interior sin posibilidad alguna de salir. Si miraban alrededor podían apreciar muchos más detalles de aquel horror, como la pequeña bicicleta con ruedines que estaba caída a un lado de la acera, o los cubos y palas de juguete abandonados en el arenero del parque infantil. Los columpios se movían por el soplo del viento. Gorka retiró la mirada del paisaje infernal que tenía en frente y se centró en el cielo lleno de nubes oscuras, pensando en su mujer y sus hijos impaciente por tenerlos a su lado.
- Dentro de un par de rotondas tendrás que girar a la izquierda, mi casa queda cerca así queno tendréis que desviaros mucho del puerto.- Eso está hecho, ves indicando. - Hacía rato que habían cambiado y era Áxel quien conducía.- ¿Seguirás con nosotros cuando te reúnas con los tuyos?- No lo sé... es arriesgado, aún estando a salvo en el barco, si hay complicaciones es difícilasegurar que podamos volver a puerto sin problemas. Tengo que pensar en mis hijos.
Y es que la idea de no encontrar con vida a su familia le rondaba desde hacía dos días por la mente. No pudo contactar con nadie de su entorno, no sabía ni siquiera si encontraría a alguien en casa. Prefería no pensar más allá de lo que estaba sucediendo en ese momento y, dependiendo como fuesen las cosas, decidiría lo que hacer.
Siguieron conduciendo por las calles de la ciudad otros quince minutos, en silencio, cada unosumido en sus propios pensamientos, hasta que llegaron al edificio en el que se suponía estaba la familia de Gorka. Dejaron la furgoneta cerrada en mitad de la calle, sin pensar en que alguien podría llevársela o en si la necesitarían más ese día. Subieron las escaleras hasta el cuarto piso sin encontrar señales de muertos ni de supervivientes. Con las manos temblorosas, Gorka metió la llave en la cerradura, la giró y abrió despacio la puerta, con el grupo detrás suyo, armados con cuchillos, palos y lo que fueron encontrando en su camino hasta allí.
No se atrevió a llamar a su mujer por miedo a despertar algo que no debiera estar allí, así queavanzaron despacio y en silencio por el largo pasillo del pequeño piso. Todo estaba a oscuras y en silencio, demasiado ordenado a comparación con el exterior. Fueron abriendo las puertas que encontraban a su paso hasta llegar al salón principal, que también estaba a oscuras. Se quedaron en silencio, inmóviles en mitad de la habitación durante unos segundos, hasta que escucharon el corretear de algo que se acercaba hacia ellos.
- ¡Papá!¡Papi, por fin has llegado! - el niño, que no contaría más de cinco años, se aferró a laspiernas de su padre sin darles tiempo a reaccionar.- ¡Mamá, ven!¡Ha venido papá, y vienenunos señores con el!- Samuel, ¡te he dicho que no podemos hacer ruido!¡Ven aquí!- Pero es que...- Clara cariño, no pasa nada, soy yo. Puedes salir.
Gorka cogió a su hijo en brazos abrazándolo con fuerza y lloró. Lloró de alivio al ver a su pequeño sin un rasguño, aparentemente feliz y sin inmutarse de lo que le estaba pasando al mundo. Al mirar por encima de Samuel vio acercarse a Clara, su mujer, que llevaba de la mano a Asha, su hija mayor. Tan solo tenía diez años, pero su rostro aparentaba la tranquilidad de una niña de mayor edad. Abrazó a su familia, besó a su mujer y a su hija y se quedaron así mucho tiempo, disfrutando del contacto y la paz de sentir a salvo a los suyos.
- No sabía si te volvería a ver... ¿estás bien? Necesitas descansar. Asha no paraba de decirque llegarías pronto, tienes una hija muy valiente -. Abrazó aún más a la niña, que no quitabalos ojos de su padre, sonriendo.
Gorka se agachó para quedar a su altura y le sonrió.
- Así que tú has cuidado de todos, mi ratita valiente -. Le dio un suave pellizco en la mejilla.-Vas a ser la niña más increíble del mundo.- No exageres papá, solo he cuidado un poco de todos, como cuando me toca vigilar en laclase de los pingüinos.- Todos rieron ante la inocencia de aquella niña.- ¿Quien es esta gente? - Clara miró al magullado grupo de supervivientes y les dedicó unasonrisa amable -. Gracias por acompañar a mi marido hasta aquí. Seguramente estéisagotados y queráis descansar. Por suerte aún funciona el agua corriente, así que si queréisdaros una ducha os podemos dar algo de ropa.
Todos agradecieron la amabilidad de Clara. Pasaron la tarde sentados en los sofás del salón, yalimpios y con el estómago lleno, viendo a Gorka jugar con sus hijos para distraerles un poco de todo lo malo. Llegaron a la conclusión de que se quedarían a pasar la noche allí, eran pasadas las ocho de la tarde. Al día siguiente saldrían a buscar a la familia de Connor. Gorka se quedaría allí, con su mujer y sus hijos, porque no querían arriesgar a los pequeños sin saber lo que podría pasar. Por suerte, tenían abastecimiento para unas cuantas semanas porque acostumbraban a comprar en grandes cantidades, así que eso no supondría un problema. Cuando lo considerasen seguro tenían pensado ir a las montañas, donde tenían una casa que heredaron hacía años de uno de sus tíos y estaba totalmente equipada para que viviesen cómodamente durante un tiempo. Invitaron a todos a acompañarles, pero decidieron que un grupo tan grande sólo retrasaría a la familia y, además, todos querían alejarse de Gorka lo antes posible. Esa noche acomodaron los sofás y la habitación de invitados para que todos descansaran en condiciones y, para sorpresa de todos, durmieron mejor de lo que habrían pensado.
La mañana amaneció sin una sola nube en el cielo. La tormenta que les había ayudado el díaanterior para evitar a los muertos se alejaba hacia el mar, así que ese día tendrían que poner todos los sentidos para no tener problemas. Connor estaba ansioso por salir. Tantas eran las ganas que tenía de reunirse con los suyos que tuvieron que obligarle a desayunar y a trazar un plan de huida en caso de complicaciones.
Se encontraban en una callejuela de los alrededores de Colón, bastante cerca de la vivienda delholandés, pero aún así la ciudad era muy grande y no sabían la cantidad de muertos que habría en sus calles. Sin la compañía de Gorka y su familia tenían el camino más sencillo, pero podía pasar cualquier cosa. Además, no sabían lo que se encontrarían al llegar a su destino. Connor estaba convencido de que encontraría a los suyos sanos y salvos, igual que habían encontrado a Clara y a los niños, pero el resto no estaba tan seguro. Tampoco sabían cómo reaccionaría el hombre si encontraba la casa vacía o, peor aún, con su familia infectada.
- Sería bueno trazar un plan, Connor. Al menos algo por si se tuerce la cosa.- Solo digo que van a estar bien, tengo el presentimiento de que los encontraremos tal ycomo los dejé.- Pero cabe la posibilidad...-. Hugo no pudo terminar la frase.- No lo digas. Ni se te ocurra. Mi familia está viva, y si no tengo razón y los encontramosmuertos... ya veré cómo lo proceso, pero dejar que tenga esperanza no es malo.- Vale, pero si algo sale mal y tenemos que irnos, nos dejarás actuar.- ¡No vas a matar a mi familia!-. Connor se levantó de un salto de la silla, mirando a Hugodesafiante por lo que creía que acababa de escuchar. Brenda se metió en medio.- Nadie está hablando de matar, ¿vale? Solo estamos diciendo que si tenemos que sacarte deahí corriendo, te arrastraremos a la fuerza. No voy a dejar atrás a nadie y no voy a dejar quenadie se mate por hacer una gilipollez.- Vale... pero si veo algo raro, os dejo tirados.
Pasaron toda la mañana abasteciendose con todo lo que Gorka y Clara pudieron ofrecerles y, amediodía, se despidieron de la familia para seguir su camino. En ese momento no sabían que, para algunos, la despedida sería para siempre.
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El resurgir
HorrorEn el año 2017, un virus amenaza con la destrucción del mundo tal y como lo conocemos. No se sabe qué es ni cómo a aparecido, lo único seguro es que todo al que atrapa resurge de entre los muertos para vagar eternamente por nuestro mundo. En Barcelo...