9 Ruta sinuosa

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El camino hasta las montañas empezó sin grandes problemas. Una vez salieron de Barcelona lascarreteras se volvían menos concurridas, casi desiertas. Parecía que, al contrario que en el polígono, el fin del mundo había pillado a la gente en sus casas o en sus trabajos, porque no encontraron ni un solo vehículo. Aprovecharon las horas de carretera para sumirse cada uno en sus propios pensamientos.


Habían calculado que, si no encontraban obstáculos, les esperaban casi cuatro horas al volante. Se guiaban de un mapa que encontraron en la gasolinera a las afueras de la ciudad porque ya no existía internet. Se había caído todo. No te das cuenta de la importancia que tienen las cosas en tu vida hasta que te las arrancan de raíz. Pasa con las amistades que se van, un familiar que muere, ese juguete tan chulo que te rompen en el parque porque, en fin, de pequeños todos somos un poco brutos. El sueldo de fin de mes que ya no existe porque te has quedado en el paro... y la tecnología. Que importante es en nuestras vidas y que inútiles nos ha vuelto a todos. No sabemos ni la hora porque hasta los relojes van por satélite. ¡Ya hasta pagas con el móvil! Verás que risa cuando te queden sin batería y no puedas salir de la cola del súper. A no ser que seas de la vieja escuela y aún te guste llevar los clásicos relojes de pulsera, con sus manecillas y agujas, y seguir pagando en efectivo porque así controlas más. En todas esas cosas pensaba Brenda cuando se encendió la luz de reserva del coche.

- Vamos a tener que parar a echar gasolina.

Lucía y Áxel se concentraron mucho en el mapa por si encontraban alguna gasolinera cerca.


- No veo nada, pero no creo que quede muy lejos. Llevamos más de una hora de camino.- Vaale... - Brenda resopló – a ver si vemos algún cartel o algo y podemos parar. Pero yo nopienso chupar el tubo.


No tuvieron que esperar mucho cuando vieron un cartel de la gasolinera de Benabarre. Seguían sin encontrar ningún tipo de vida, ni animal, ni humana, ni siquiera muertos. Diez minutos más tarde llegaron a la gasolinera. Se encontraba justo en la entrada del pueblo típico de la España olvidada. Bajaron del coche y echaron a suertes quién se encargaría de la gasolina.


- Joder, me va a saber la boca a mierda durante días.- Que dices, eres un exagerado anda. Pon la gasofa que nosotras vamos a inspeccionar.


Las chicas se acercaron al interior de la gasolinera. Había una pequeña tiendecita en la que apenas quedaba algo de bebida, una zona de quiosco llena de revistas y periódicos, y a un lado colgaban carteles de publicidad de un camping cercano.


- Puede que haya supervivientes, podríamos pasar a ver.- Claro que si, para que te encuentres con un loco y te convierta en su esclava sexual. Tepasarás el resto del apocalipsis en una versión mala y turbia del señor Grey.- De verdad Brenda, haztelo mirar.- Lo que tu digas, pero yo estoy muy bien sola con vosotros. Paso de morirme en unbungalow sucio y roñoso y vivir ahí para siempre. Demasiado es que me haya dejadoarrastrar hasta aquí por mi hermano.- Vale, seguimos solos. Lo pillo. ¿Puedo ir a mear? ¿O también es demasiado peligroso?


Brenda le hizo una peineta y le tiró una bolsa de nubes que Lucía paró con la mano.


- Anda mira, mis favoritas. No tardo.


Se fue directa a la puerta de los baños y, antes siquiera de rozar el pomo, la puerta de la tienda se abrió de par en par y entró Áxel algo alterado.

El resurgirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora