IV: Necesitamos una respuesta rápida

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Harper arregló su camisa dando suaves tirones hacia abajo en cada lado.

—Gracias por esto, Sam, en serio —dijo mientras sacudía su cabello de forma delicada.

—No es nada —contestó Samantha casi sin expresión.

Aun tras haber pasado algunos días, era medianamente complicado para Harper entender el estado de ánimo y las señales de Samantha.

—Solo hablaré un poco con Jessie, ya sabes, para que te ofrezca una oportunidad —explicó.

—¿Cómo es que tienes esa confianza con la dueña? —preguntó Harper.

—La conozco desde hace mucho tiempo, además, hace un año trabajé aquí. —Samantha se quedó quieta frente a la entrada.

—Ya veo... —dijo Harper y miró hacia el cartel en lo alto—. "The Lighthouse Perk", lindo nombre, me encanta.

—Algo más, la dueña es un poco... explosiva. —Samantha empujó la puerta de vidrio.

Con el sonido de una campana entraron ambas.

Un olor agradable cubría el lugar. Harper vio con mucho interés la velocidad con la que el joven detrás del mostrador servía café y atendía el llamado de las personas frente a él.

Más allá, una joven mujer las saludaba efusivamente con un enérgico movimiento de mano. —¡Hola Sammy, siempre es un gusto verte!

—Hola Jessie —respondió Samantha mostrando relajo.

—¿Quién es tu amiga? —preguntó Jessie apoyándose del mostrador.

Mientras observaba la interacción, Harper notó que la mujer tenía el cabello claro y liso, un gran par de ojos, una contagiosa sonrisa cálida y, lo que más resaltaba, ese lunar sobre los labios.

—Mi nombre es Harper Brooks —decidió intervenir y extendió la mano.

—Un fuerte apretón de manos, ¡eso me gusta! —dijo Jessie y sonrió—. ¿Qué puedo hacer por ustedes?

Samantha, como es de costumbre, decidió ir al grano—: Quería saber si podías ayudar a esta chica, Harper, necesita un trabajo.

Jessie condujo a las chicas un poco más allá con una seriedad que no engañaba a nadie. Al detenerse adoptó una postura recta y cruzó los brazos. —Sammy, fuiste realmente directa... de todos modos, debo pensarlo...

—Soy rápida, eficiente, muy organizada, sé trabajar en equipo, aprendo rápido, y tengo una actitud positiva —mencionó Harper con entusiasmo—. No se arrepentirá de contratarme.

—Creo que sí puedo hacerte un espacio... después de todo, están llegando más clientes tras el cierre de la competencia, fue todo un escándalo —murmuró Jessie mientras pensaba y la analizaba a cuerpo completo—. Y... el uniforme te quedaría muy bien.

—Entonces es un sí —interrumpió Harper y se le escapó una sonrisa genuina.

Jessie también sonrió. —Amo la energía de esta chica. Hay un uniforme parecido a este en aquella habitación, ve.

Harper fue casi corriendo a cambiarse. Pasado un rato, apareció nuevamente, pero portando el uniforme de mesera, uno turquesa, muy vistoso.

—¡Bien, parece que estás lista! —exclamó Jessie.

—Excelente, parece que lo tienen todo resuelto —dij0 Samantha apresurada—, así que... ya me voy.

Con una mal actuada voz de presentadora, Jessie detuvo a Samantha. —No tan rápido, no puedo contratarla mientras no haya superado las pruebas.

El puente de Hidden BayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora