XI: Aprender a afrontar

8 2 0
                                    

—¡Sammy! ¡Sam!

La voz de Jessie la arrancó de sus pensamientos. Samantha dio un respingo y rápidamente miró a su alrededor, encontrándose con las piernas de Jessie, que se erguían junto a ella. Jessie llevaba un hermoso vestido verde casual y unas sandalias que complementaban su estilo veraniego.

—¿Estás bien? Parecías un poco perdida en tus pensamientos —dijo Jessie mientras se sentaba a su lado con una sonrisa cálida.

—Sí, estoy bien —murmuró Samantha, intentando ocultar la turbulencia de sus emociones.

—No lo parecías. ¿Qué ocultas en esa cabecita, Sammy? —bromeó Jessie, sus ojos brillaron con curiosidad.

Samantha vaciló por un momento antes de responder en voz baja—: ¿Alguna vez has enfrentado un problema tan abrumador que parece no tener salida?

Jessie asintió con comprensión. —Todos enfrentamos desafíos, Sammy. A veces, solo necesitas ver las cosas desde una perspectiva diferente para encontrar una solución.

Samantha mantuvo la mirada fija en el mar, reflexionando sobre esas palabras. Casi en un susurro, repitió—: Otra perspectiva...

—Exactamente, y una buena actitud también ayuda —añadió Jessie—. ¿Por qué no intentas salir y divertirte con tus amigos algún día? Podrían ir al karaoke, hacer una acampada o simplemente pasar un día en la playa.

—Lo intentaré —prometió Samantha.

El sol comenzaba a ocultarse en el horizonte.

—¿Qué te llevó a trabajar conmigo el año pasado? —Jessie preguntó de repente, y su interés parecía genuino, no solo un intento de iniciar una conversación.

Samantha se tomó su tiempo antes de responder, volteando la vista hacia Jessie.

Jessie esperó con paciencia.

—Tal vez quería darle un poco de emoción al verano —respondió finalmente Samantha.

Jessie soltó una risa sarcástica mientras arreglaba su cabello. —Si solo querías emoción, creo que no debí haberte pagado.

Samantha dejó escapar una pequeña sonrisa y cambió de tema rápidamente. —No te lo pregunté, pero ¿qué hacías por aquí?

—Hace tiempo que descubrí que las citas no son lo mío —Jessie explicó con cierta desilusión, tratando de ocultarla con una risa.

—Supongo que las citas pueden ser todo un desafío.

—Claro que lo son.

—Hablando de desafíos —añadió Samantha después de una breve pausa—, ¿cómo va todo con la cafetería?

Jessie se volvió mucho más alegre. —Mejor de lo que esperaba. A este ritmo, podría convertirse en una franquicia. Aunque tal vez esté exagerando un poco.

—Tal vez todo cambie muy pronto, nunca se sabe...

—¿Sabías que mi padre hizo todo lo posible para que dejara la cafetería? —Jessie compartió con calma.

—¿En serio?

—En serio, él quería que me alejara de su vieja cafetería y que me fuera lejos a estudiar algo más —explicó Jessie—. Pero eso no era lo que yo quería, así que me volví extremadamente persistente, y no le quedó más remedio que dejarme seguir mi sueño.

—Creo que fue lo mejor que le pudo pasar a ese lugar. Además, tus pasteles son geniales.

Jessie suspiró y se apoyó con ambos brazos. —No es que sea un mal padre, es una persona increíble —comentó—. A veces los padres toman decisiones equivocadas pensando que es lo mejor para sus hijos.

El puente de Hidden BayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora