Había pasado una semana desde el incidente en el gimnasio. Todos lo días tuve que ir a que me revisaran el pie y en clase Jackson siempre me preguntaba como me había ido. Hoy no sería la excepción.
Iba con Hela por los pasillos de la universidad como siempre.
—Sigue a la enfermería— me dijo.
—¿Donde vas?— pregunté frunciendo levemente el ceño.
—Al baño— me informó.
Asentí con la cabeza y seguí hacia la enfermería. Cuando estuve delante de la puerta, toque con los nudillos y me abrió la misma enfermera que me atendió cuando Jackson me trajo.
—Pasa— dijo.
Obedecí y fui directamente a sentarme en la camilla.
Mientras la enfermera revisaba unos papeles, yo reparé toda la habitación, como hacía siempre.
—Necesito ir a comprobar unas cosas con el director—me informó dirigiéndose a la puerta—, no tardo.
Asentí. Ahora yo estaba sola, Hela estaba en el servicio y estaba tardando más de lo necesario.
Estuve sola cinco minutos, hasta que vi como habrían lentamente la puerta.
Sonreí pensando que sería Hela, pero mi sonrisa se esfumó en cuanto vi a Jackson entrar.
—¿Que haces aquí?— pregunté confusa.
Él me miró y sonrió.
—He venido a visitarte un rato— enarqué una ceja.
—Y yo vine para liarme con la enfermera, ¿no?
Rodó los ojos y se acercó.
—Encima que vengo a hacerte compañía— dijo.
—Hela ya me hace compañía— le informé.
—Pues parece que hoy no.
Fruncí el ceño y el se dio cuenta que no lo estaba entendiendo.
—Me dijo que viniera a hacerte compañía hoy.
—¿Por qué?
—Tenia que hablar una cosa con el profesor y tardaría bastante— dijo—, así que me dijo que si podía hacer el favor de acompañarte. Yo como soy tan buen compañero, acepté.
¿Por qué me mentiria Hela? Seguro se traía algo entre manos.
—Pues estoy perfectamente y no necesito tu compañía ni la de nadie— dije tras unos segundos.
Trate de ponerme en pie, pero Jackson fue más rápido y me volvió a sentar, quedando entre mis piernas y peligrosamente cerca de mi.
Mi corazón se aceleró e intente alejarlo, y claro, no lo logré, él era más fuerte que yo, no me libraria de él tan fácilmente.
—Haz el favor de quitarte— dije con la mirada en otro punto que no fuera el.
—No te vas a mover de aquí.
Volví mi mirada a la suya y vi un brillo inexplicable en sus ojos. Respire hondo y hablé.
—No eres nadie para decirme que debo o no hacer.
No respondió. Se limitó a mirarme a los ojos sin decir nada y yo sentía que me quedaba sin aire al tenerlo tan cerca de mí. Pasamos segundos que a mí me parecieron eternos mirándonos, hasta que el habló.
—¿Sabes? Sentí como temblabas cuando te cogí en brazos— dijo acercándose más a mi.
—Pues sentiste mal— dije nerviosa.
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Por y para siempre
Novela JuvenilSarah es una chica atractiva, divertida y muy persuasiva. Tiene problemas y decide cambiar de ambiente para estudiar lo que siempre quiso. Jackson es arrogante, atractivo y manipulador. Su objetivo siempre fue cambiar de ciudad para superar su pasad...