𝙲𝚞𝚎𝚜𝚝𝚒𝚘𝚗𝚊𝚖𝚒𝚎𝚗𝚝𝚘𝚜 𝚍𝚎 𝚁𝚎𝚟𝚛𝚊𝚗𝚍

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El General Revrand se levantó de la silla donde había estado descansando.

—Sigueme lindura— exclamó con ternura el sujeto mientras abría la puerta que estaba detrás de él.

T/n siguió al General con precaución, al entrar en la puerta pudo ver una gran habitación. Tan pulcra y limpia como ninguna otra, había una cama enorme adornada con plantas terrestres.

En la esquina había un pequeño bar con varias botellas de champagne.

—Vamos amor, entrá. Por aquí han de estar los brownies que te prometí— seguía diciendo aquel sujeto con cariño.

T/n entró un poco asustada, aunque no tanto.

«El sujeto está inválido, que podría hacerme» reflexionó sobre lo que pasaba en ese instante.

T/n tomó asiento en uno de los sofá que había en aquella habitación. Tomo un brownie que estaba en el centro de mesa y se lo comió.

Si algo sabía muy bien el General era que a la bella chica le encantaban los chocolates.

Con una acción un tanto involuntaria T/n sonrió al contacto del sabor de aquel chocolate con su paladar.

El General tomo asiento en la cama y empezó a quitarse la chaqueta de camuflaje, después se despojó de su camiseta y se quedó semi desnudo mostrando sus tórax bien trabajado.

T/n dejó de comer y empezó a mirarlo con rareza.

—¿Quieres que lo haga contigo?— preguntó la chica con indiferencia mientras se dejaba caer al sofá con los brazos cruzados.

El General la miró con curiosidad y después soltó una sonrisa coqueta.

—No para nada, necesito tu ayuda. Llevó varios días sin ducharme y necesito un baño de esponja ¿Podrías ayudarme?— dijo el hombre con un poco de vergüenza.

T/n lo miró con rareza.

—Yo no soy tu sirvienta ni nada de eso, ¿Porque lo haría?—

El General considerando que su petición era extraña contestó sin titubeos.

—Bueno, lo haré yo mismo. Puedes salir de aquí si así lo deseas— 

El General entró al baño donde con esfuerzos logró colocarse sentado en la bañera.

T/n seguía sentada en el sofá y escuchaba como el hombre se quejaba por el dolor de moverse.

«Que sufra todo lo que me ha tocado sufrir estando aquí» pensó.

El hombre seguía quejándose como un niño chiquito. T/n ya se había hartado de escuchar quejas, abrió la puerta para salir del lugar.

Pero algo en su corazón, algo; una sensación de culpabilidad le atormentaba. Cerró la puerta y se dirigió al baño dónde el General se encontraba sentado en la bañera.

Revrand al ver a T/n en la puerta sonrió con delicadeza y siguió limpiando su cuerpo con ayuda de una esponja.

—Permiteme— dijo T/n acercándose al General tomando la esponja y humedeciendola con agua tibia.

T/n pasaba por todo su cuerpo aquella esponja, solo la mitad claro. Al ir tocando cada parte de su torax le llegó un recuerdo del cuerpo atlético de su amado Coronel.

T/n se perdió en sus pensamientos mientras limpiaba con suavidad.

—Al parecer tu novio me dió tan fuerte que me ha costado acostumbrarme a vivir inmovilizado por un tiempo— dijo con tranquilidad el General mientras disfrutaba de la compañía de la chica.

𝑨𝒎𝒐𝒓 𝒚 𝑮𝒖𝒆𝒓𝒓𝒂 || Mɪʟᴇs Qᴜᴀʀɪᴛᴄʜ & T/ɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora