Cap 삼

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-¿De verdad no estás enojado?-

-Claro que no.- me dijo -.Quizás un poco decepcionado, pero no de ti, sino de la idea de que, tal vez, no seas tú el siguiente presidente del concejo. Tu mamá ya me había hablado de esta posibilidad. Ella te conoce más que nadie. Sinceramente pensé que estaba exagerando cuando me lo dijo pero ya veo que no.

-Papá, no me lo tomes a mal, pero es que no me veo en tus zapatos. No me veo al frente corporativo ni viviendo la vida como tú. No me veo en traje y corbata a diario.- le dije

-Hyunjin, la pregunta es: ¿como te vez?

Yo me encogí de los hombros

- No tienes que contestarme ahora, pero sí vas a tener que hacerlo pronto. Eres mi hijo y me gustaría saber para dónde va tu vida y cómo puedo ayudarte.-

Le prometí a papá que pronto resolvería mi problema. Mientras tanto, me ofreció un trabajo para que no holgazaneara el reto del verano. Quizas también lo hizo con la intención de despertar en mí la inquietud por unirme a las filas corporativo.

-Es una tarea que requiere de mucho trabajo de invetigación.-

-¿De qué se trata?-

-Vas a ser responsable de encontrar una asociación de beneficencia que comulgue con los valores de nuestro grupo con el fin de asignarle nuestro fondo anual para los programas sociales. Vas a ser tú quien decida a qué organización se hará la aportación.-

-¿No hay alguien que ya se encarga de eso?

-Claro. Pero quiero que el dinero del fondo de este año lo administres tú. Vas a ser tú, y sólo tú, el que decia a quién vamos a beneficir con nuestro fondo anual.

Cuando me dijo la cantidad de dinero de la que se trataba, supe que la tarea no sería tan sencilla. Con ese monto podrían financiarse varias medicinas empresas, incluso si multáneamente.

-¿Qué te parece?- Papá me sonrió.

Así comencé mi vida laboral. Con un año dd bachiller todavía pendiente.

Chaeyeon y yo quedamos en vernos pra la comida esa tarde. Como era habitual, me pidiò que yo eligiera el lugar pero, como siempre, terminamos en su restaurante favorito de sushi. Si en verdad hubiese escogido yo, habrìamos acabado en un restaurante sencillo de comida casera, tal vez uno que està frente al parque cerca a su casa, ese lugar me trae muchos recuerdos. Fue allì donde le contè, hace dos años, que partìa hacia Estados Unidos para estudiar buena parte del baciller. Todavìa recuerdo su rostro cuando le compartì la noticia, la forma en que me mirò, triste y decepcionada. Un par de horas en aviòn no era mucho, pero estarìa en otro paìs con una vida totalmente distinta.

Chaeyeon pidio lo mismo de simpre arroz con verduras y un Bibimbap. Algunas cosas no cambian nunca. Nuestra corversaciòn tampoco fue diferente. Y es que no hay muchas novedades que contarse cuando intercambias correos y mesajes de texto con alguien a diario: no importa si te encuntras en el otro extremo de Europa. Por ejemplo, sabìa todo acerca de su ultima expociòn individual de ciencia en el centro de la ciudad. Tmbièn, que cabìa la posibilidad de que la incluyan en un expociòn en un par de ciudades importantes del paìs, como cientifica promesa. Ella llevaba años trabajando y ya comenzaba a abrirse camino seriamente en el mundo de la ciencia. Tambièn sabìa que habìa solicitado una plaza en una escuela especializada en ciencia aplicada, algo que le cambiarìa la vida: podrìa dedicarse de lleno a lo que màs le interesaba. Me daba mucho gusto que estuviera a un paso de cumplir uno de sus mas grandes sueños.

La historia de Chaeyeon y yo comenzò cuando gozabamos de la inocencia de la niñez. Todavia recuerdo aquel dìa en que hice tres promesas que jurè mantendrìa por siempre. Yo tenìa seis años y ella cuatro cuando sucediò el acontecimiento que determinarìa el rumbo de nuestras vidas. Lo recuerdo por partes, como un rompecabezas al que le faltan varias piezas. Viajàbamos en caravanaaa por la carretera nacional rumbo a la casa de descanso, cerca del mar Mediterràneo, para convivir con nuestras familias cuando, de pronto, el coche que iba frente a nosotros se saliò de la carretera. Con la intenciòn de esquivar algo en el camino dio un voltazo y se estrellò contra un enorme àrbol. Papà tuvo que maniobrar para evitar sufrir la misma suerte. En aquel acidente muriò una pareja de amigos de mis padres; sim embargo, sobreviviò su hija de cuatro años. En nemos de un segundo la pobre inocente se quedò practicamente sola en el mundo; no tenia tìos, primos ni abuelos. Casi medio año despùes encontraron una tìa abuela, por parte de la madre, que estaba dispuesta a hacerse cargo de ella. Al principio optò por mandarla a estudiar a Francia, pero despùes decidìo que lo mejor era que permaneria cerca de sus amigos y la poca gente con quien habìa convivido al llegar a la ciudad, y Chaeyeon y su tìa se quedaron ahì.

Debido a la cercanìa de habìa entre su familia y la mìa, mamà siempre estuvo al pendiente y se encargo de garantizar que la niña no le faltara nada. Lamentablemente, Chaeyeon se culpò a partir de entonces: decìa que si no hubiera distraìdo a sus padres mostrandoles un dibujo que estaba haciendo en el auto, nada de eso hubiera sucedido.

Un par de años depùes, bajo la sombra de un antiguo jandìn de mi casa, desde lo màs profundo del corazòn de un pequeño que creia estar enamorado, crecieron las tres promesas. La primera, produnto de la inocencia de un niño que aùn no dimensionaba la realidad, fue la que nuca dejarla. La segunda fue amarla para simpre. Y la tercera, ayudarla a perdonar.

세 가지 약속 "Hyunlix"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora