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El primer día con el híbrido fue básicamente hacer de doctor con él.

Juan curo las heridas que estaban mal curadas o que no lo estaban, le dio de comer bastante y lo mando a dormir hasta el día que sigue

En la mañana el hechicero se levantó temprano porque iba a necesitaras comida, ya que estaba acostumbrado a comprar solo para él y eso no era demasiada comida que digamos.

El viento frío de la mañana le pegó en la cara, algo que le dio un escalofrío, se comenzaba a notar que el invierno se acercaba de a poco.




Llego al pueblo y compro todo lo que necesitaba, aparte de la comida compro ropa para el híbrido ya que no lo iba a dejar solo con su ropa.

Tenía bastantes bolsas, pero gracias a su magia eso no era un problema, podía hacer levitar las bolsas sin la necesidad de llevarlas.

Saludaba a todo aquel que se le cruzara, su humor era el mejor y nada podía cambiar eso, se sentía bien.

Algunos le preguntaban porque llevaba tantas cosas a lo cual tuvo que mentir, diciendo que eran "provisiones" para no salir más de casa, algo que le creyeron sorprendentemente.

La vuelta a casa fue igual de tranquila, nadie lo molesto o lo detuvo, cuando entro a su santuario fue recibido por el silencio, dejo las bolsas en la cocina y fue al sótano donde estaba dormido el oso temporalmente hasta que pueda hacerle una habitación.


Bajo y lo primero que vio fue a Spreen profundamente dormido en ese colchón que dejo en el piso, tapado con varias colchas y teniendo al puerco araña acurrucado a su lado, una imagen mental muy tierna a su parecer.

Pero ya era hora de despertar, si quería que spreen estuviera saludable otra vez debía tener un horario para todo y además, el desayuno era una de las comidas más importantes del día ... O al menos eso dicen.

Se acercó y sacudió un poco al hibrido, mientras le susurraba que despertara, a los segundos ya tenía a Spreen despierto, sentado en ese colchón esperando seguramente a que Juan le dijera algo.

El puerco araña se molesto cuando sintió que el oso se despertó y miro mal a su dueño.

- no me mires así puerco, necesito que ya se despierte, luego pueden seguir durmiendo los dos -

Acaricio la cabeza de su mascota para luego decirle a Spreen que se levante, se acomode y suba a la cocina, algo que fue cumplido al instante.

La verdad, tener a Spreen obedeciendo sus órdenes era algo incómodo, ya que el híbrido no hablaba y no se cuestionaba nada ... Haciendo que Spreen pareciera un zombie.

Eso le dio un escalofrío y está vez no fue por el frío.


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El desayuno fue tranquilo, Juan tomaba un café mientras comía galletas mientras que spreen comía cereal con leche, algo tranquilo.

Su día se iba a resumir a estar en su santuario todo el día y los días que le siguen iban a ser iguales ya que no podía arriesgarse a que alguien viniera a su casa mientras él no esté y vea al híbrido ahí.

Juan se levantó para lavar su taza, mirándose en la misma gracias al reflejo, que raro, sus ojos todavía eran verdes, no volvieron a ese color marrón castaño que lo caracterizaba ...

¿Le daba miedo? Puede ser, pero también curiosidad, se hecho, pensó al principio que tal vez no había acabado el hechizo y por eso sus ojos seguían verdes.

Genial, ahora ya no podía mirar a alguien directamente a los ojos por tanto tiempo por miedo a hechizarlo ... Aunque eso solo es un pensamiento de Juan, no pasaría nada si ve a alguien.

Suspiro mientras se volteaba y veía que spreen termino de comer, agarro el plato que uso para comer y también lo lavo, mientras tarareaba una canción cualquiera.









Juan al parecer le gusta mimar y consentir a las demás personas, más si lo necesitan y él estaba seguro de que el híbrido necesitaba cariño, porque nadie puede ser tan hijo de puta para solo importarle el dinero ... Y su gato.

Ahora mismo ambos estaban en la sala principal, Juan sentado en su trono con el oso en su regazo, lo tenía acurrucado mientras le daba caricias en su cabeza y espalda.

Le gustaría hacer esto con un Spreen más consiente, pero si hacía eso seguramente el oso lo mandaría a la mierda ...

Sintió como el oso se removía en su lugar, buscando comodidad mientras soltaba algún que otro balbuceo, eso hizo que sonriera.

Había olvidado como el frío afectaba a los híbridos, ahora tenía que lidiar con los instintos de Spreen, porque si, tendrá el control absoluto sobre él, pero los instintos son los instintos y eso no se puede controlar.

Igual no le molestaba, tener a un oso siendo cariñoso con él, pidiendo mimos y durmiendo la mayoría del tiempo era algo que a nadie le puede molestar.

- ¿Quien es un buen oso? Tu lo eres -

Juan le hablo como si Spreen fuera a escucharlo mientras le daba un pequeño beso en su frente, se sentía como una madre o padre cuidando de su hijo.

Y Spreen era el hijo al que debía cuidar.





























































Pero eso si, no debe encariñarse ... Por nada en el mundo debe encariñarse con spreen

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🤨 Algo bonito??

𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora