No quiero tener a tu bebé

_CAPÍTULO 37_

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Asellus regresó a la mansión a altas horas de la noche.

Despejó los obstáculos en el camino con los caballeros todos los días, verificó el estado de la casa privada derrumbada y se puso en contacto con otros estados.

Estaba haciendo todo lo posible para no aislar a Austell.

Era lo mismo hoy, su cumpleaños.

Salió de la mansión después de tomar un desayuno sencillo conmigo.

No pasó nada especial en su cumpleaños porque no podíamos permitirnos celebrarlo.

"Estoy contenta."

En cambio, preparé un regalo.

"Es vergonzoso incluso llamar a esto un regalo."

Hice un traje de entrenamiento remendando su ropa que ya no puede usar.

Siguiendo el consejo de Islet, hice esto, y era más liviano y fácil de mover que el traje de un caballero.

Suspiré mientras tocaba la caja de regalo bellamente envuelta.

"No sé si Asellus me escuchará."

Islet nunca fue un maestro gentil. Y Asellus era hijo de una orgullosa familia noble.

En la historia original, después de la muerte de Avril, conoció a Islet frustrado, pero ahora la situación es diferente.

Me preocupaba cómo tomaría mis tonterías.

Esperé nerviosamente a Asellus.

Mi cabeza estaba abarrotada de pensamientos sobre cómo actuar en esta situación.

En ese momento, entró Asellus.

Fui a la puerta principal para encontrarme con él.

- Asher, ¿estás aquí?

- Sí. Pero, ¿por qué estás parada aquí?

Parecía haber notado algo extraño.

"Oh, tenía demasiada prisa."

Pero ahora, había una excusa plausible.

Le tendí la caja de regalo.

- Feliz cumpleaños, Asher.

- ...qué clase de regalo en un momento como este.

Al contrario de las palabras, no era una expresión de desagrado.

Sonrió vagamente y tomó la caja.

- Gracias por el regalo, Vrill.

- Mhm.

Asellus se acercó a mí.

Fue un movimiento cuidadoso, notando que estaba reacia a tocarlo.

Incluso en verano, Asellus olía a nieve.

El abrigo se sentía frío al tacto.

Respiré lentamente mientras miraba los cristales blancos de nieve parpadeando frente a mí.

Quedan dos años.

Después de eso, la maldición sobre Austell y la nieve en Yachtria se derretirán.

Entonces los sirvientes de Asellus y Austell ya no me buscarán.

Su confianza hacia mí se volverá hacia la princesa que les trajo abundancia.

"Se terminará pronto."

Di un paso atrás.

Luego, lentamente, mirando sus vívidos ojos dorados.