No quiero tener a tu bebé

_CAPÍTULO 38_

POV de Avril

- Lo que dijiste. Te creeré, mi querida amiga.

Por alguna razón, mi corazón latía con fuerza.

No tenía idea de qué era este sentimiento.

Respiré hondo y asentí en silencio.

- Gracias.

El nerviosismo y la ansiedad se desvanecieron en un instante.

Esto probablemente fue un alivio por ahora.

"Me alegro de que fuera igual que en el original."

El alivio que se siente al confirmar que la historia original no será torcida, incluso si estoy viva.

Definí este sentimiento de esa manera.

Gracias a eso, Asellus podrá derrotar al monstruo marino.

"Entonces esta crisis habrá terminado."

Finalmente, el final ha llegado. Los verdaderos sentimientos que había estado escondiendo han fluido.

- Estoy aliviada.

- ... ¿qué?

Asellus me miró directamente a la cara.

Lo miré a los ojos directamente y sonreí.

- Ahora, puedes romper la maldición.

Asellus me miró y sonrió.

- Gracias a ti, Vrill.

Los ojos de Asellus estaban llenos de confianza y fe.

"Se desvanecerá de todos modos."

Le gusto a Asellus.  [T/N: No lo dice de forma romántica.]

Su fe era como amistades que se habían unido en tiempos difíciles.

Ahora esta fe estará dirigida a la princesa. No he dudado ni sentido pena por ese hecho.

Vivir en un mundo era difícil. No podrías sobrevivir si no demostrases tu valía.

Incluso si la gente tuviera simpatía, era raro que extendieran la mano para ayudar.

Entiendo. Todos tendrán prisa por manejar sus propias vidas.

Como cuando mi padre nos abandonó a mi mamá y a mí, y luego mamá hizo lo mismo conmigo.

"Él no puede ser diferente."

Como le gusto, me gusta Asellus porque estoy con él en los momentos difíciles y cumplo con mis deberes y responsabilidades.

Pero eso era todo.

"Me dejará de todos modos."

El cuerpo de Avril se iba a debilitar cada vez más.

Originalmente, Avril iba a morir cuando cumpliera veintiún años.

Antes de que el maná pudiera convertirse en maná, estaba embarazada del hijo de Asellus, que tenía un excelente potencial de maná.

Incluso con tanto poder mágico, Avril moriría, pero no estaba segura de lo que me sucedería durante los próximos dos años del entrenamiento de maná de Asellus.

El cuerpo se está debilitando. Mi enfermedad solo sería una carga para su brillante futuro.

En algún momento, Asellus me encontrará incómoda por ser la tercera rueda.

"Por supuesto."

Una historia predecible que ni siquiera es emocionante.

Para entonces, me iría sin remordimientos.

Le di la espalda y abrí la puerta cerrada del estudio.

Allí estaba Islet frente a la puerta.

Lo saludé cortésmente.

- Cuida de Asellus.

- Por supuesto.

Islet apartó su mirada de mí y miró hacia atrás.

Estaba del lado de Asellus.

Islet murmuró como si hubiera escuchado.

- ¿Te gusta tanto ella?

- ...¿Por qué eso importa?

- Terminará muerta si te gusta.

- ¿Qué?

Asellus finalmente sacó su espada.

Incluso con la espada que le alcanzó la nuca, Islet no se movió.

Por el contrario, sonrió feliz.

"¿Qué debería hacer?"

Después de pensar un rato, decidí calmar primero a Asellus.

- Asher baja tu espada.

Pero Asellus mantuvo la boca cerrada.

Su aguda mirada parecía preguntar por qué tenía que hacer eso.

Era la primera vez que veía su mirada feroz.

Como si fuera a matar a alguien.

Tragué mi saliva y dije.

- Lo prometiste.

- Me prometiste aprender magia de él.

Luego, después de estar en silencio todo el tiempo, abrió la boca.

- ... ¿Quieres que deje a cualquiera que hable mal de ti?

Sus ojos estaban fijos. Es como si nunca soltara a nadie que hablara mal de mí.

Miré a Islet con resentimiento, pero él era descarado.

Se apoyó hábilmente contra la pared e incluso nos observó con una mirada interesante.

- ¿Es esta la famosa 'pelea de parejas'? Es la primera vez que lo veo en persona.

Las cejas de Asellus se crisparon ante las palabras sin sentido.

Aproveché la oportunidad para hablar.

- ¿Viste eso? Es un tipo juguetón. Solo quería burlarse de ti.

- Asher, va a estar bien. ¿Qué tal practicar solo un día?

Solo entonces Asellus bajó la espada y dijo

- ... creo en tus palabras.

Asellus me miró a los ojos y volvió a enfatizar.

- Porque tú lo dices. Por eso lo creo.

Asentí.

Después de eso, comenzó su entrenamiento.