_CAPÍTULO 61_

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Después de que Asellus tomara la decisión final, todo transcurrió sin problemas.

Empezamos a prepararnos para ir a la capital del reino, LeTella.

Usando la magia de Asellus, podríamos llegar a LeTella en unos días.

Pero Asellus dijo que no usaría magia para moverse, así que los sirvientes prepararon caballos y carruajes. Los sirvientes estaban desconcertados, pero rápidamente entendí por qué.

"Debe ser por mi.*"

[*Por Avril prefirió hacer un viaje largo en vez de usar magia.]

Gracias a esto, tuvimos que movernos más rápido de lo previsto.

Se necesitaban urgentemente preparativos para cumplir con la fecha escrita en la invitación.

Era para asistir a un baile celebrado en el castillo real.

Tuve que prepararme a fondo.

"Escuché que Avril era una socialité."

[Según Gugul socialité es una persona famosa, de clase social alta, de la plutocracia o la aristocracia, que pasa gran parte del tiempo participando en actividades sociales.]

Avril vivió una vida completamente diferente a la mía, que había sido una estudiante regular toda mi vida.

No importaba cuánto memorizara el apellido y aprendiera la etiqueta, no había forma de que pudiera seguir a la verdadera Avril.

Aún así, tenía que igualar la cantidad de equipaje.

[N/T: Que tiene que llevar a la capital la misma cantidad de cosas que la Avril original usaba o llevaba.]

Llamé a Sena y le pedí consejo, fingiendo no saber nada.

- Sena. ¿Cuántos aretes debo llevar?

- La señora es demasiado frugal...  ¿No sería mejor comprar diez pares adicionales? Si no son suficientes, puede comprarse más en LeTella.

- Entonces, ¿qué pasa con los vestidos?

- Creo que los vestidos tendrán que estar confeccionados. Compraré prendas confeccionadas para algunas piezas que se necesitan con urgencia, pero les diré a las boutiques de la capital que hagan el resto a medida.

- Está bien.

Además, el gasto de la nobleza no iba bien conmigo que era una pequeña ciudadana.

Para cada conjunto se deben adjuntar aretes, vestidos y joyas.

"¿No vale un pendiente el presupuesto anual de alimentos del Estado?"

Mi cabeza se quedó en blanco después de ver la cantidad total.

Solía ​​estrechar mis manos con alegría cuando compraba helado en los viejos tiempos.

"Realmente estoy en un mundo diferente."

Después de un momento de admiración por la nueva realidad, se escuchó un educado golpe en la puerta.

- Es Oden, señora.

- Adelante.

¿Qué le pasó al mayordomo de repente?

Girando la cabeza con una expresión perpleja, observé la escena frente a la puerta y no pude cerrar la boca.

Unos diez sirvientes estaban parados alrededor de Oden.

Cajas de regalo coloridas y lujosas estaban en las manos de los sirvientes, como sacos de arroz.

No quiero tener a tu bebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora