capitulo 10

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/lastsamurai/ dice: Ya volví, un idiota me llamó

/dango69/ dice: jajajajajaja

/lastsamurai/ dice: Pero en conclusión, por todas esas razones, ese personaje se va a morir

/dango69/ dice: llevas diciendo eso desde la temporada pasada

/lastsamurai/ dice: pues ahora sí se va a morir

/dango69/ dice: oye... estaba viendo tu perfil y me di cuenta de que tu cumpleaños está cerca

/lastsamurai/ dice: stalker

/dango69/ dice: ¡no! te hablo en serio, quiero darte algo pero tendríamos que vernos...

/lastsamurai/ dice: déjalo así, de todas formas me quedaré sin regalo si no llegas

/dango69/ dice: podría enviártelo

Kanda arrugó la frente. Bien, tal vez así funcionaba mejor aunque ahora tendría que averiguar el cumpleaños de dango para regalarle algo.

/lastsamurai/ dice: ¿y si me envías antrax? ¿y si eres un secuestrador?

/dango69/ dice: ¿quieres que ruegue por tu dirección? también te daré la mía

Terminaron dándose las direcciones.

Al día siguiente, Allen salió del trabajo con rumbo al centro comercial. No sabía muy bien que podría gustarle a lastsamurai, pero entró a varias tiendas hasta que en una, dedicada a cosas frikis, encontró un llavero con una katana. No sabía si lastsamurai lo necesitaba, pero al menos creía que le gustaría.

La katana tenía empuñadura roja y decorada con algunos cordones del mismo color, los detalles eran dorados y la vaina negra, incluso podía abrirse para admirar la hoja curvada, mucho detalle en algo tan pequeño. Costó algo cara para un llavero, porque pertenecía al personaje de una serie de anime e incluso traía a unos bichos que parecían gusanos como detalle. El vendedor le preguntó si era fan de la serie pero le explicó que era para un amigo. Sin perder la oportunidad, el vendedor le explicó que la katana convocaba a esos bichos que colgaban del llavero y que se llamaba Mugen.

Una historia muy interesante, esperaba que a Lastsamurai le gustase. Preguntó al encargado si hacían envíos. El hombre le miró extrañado pero curiosamente la tienda tenía ese servicio. Le dio la fecha y la dirección a la cual sería enviada, el hombre lo anotó y lo envolvió en una pequeña caja.

Ahora todo estaba listo aunque le apenaba no poder entregárselo en persona. Quizá después habría tiempo para poder conocerse en persona.

Recibió repentinamente un mensaje de Lavi acerca de que el cumpleaños de Kanda estaba cerca, miró el mensaje con recelo ¿y eso que le importaba a él? Kanda era tan grosero. No respondió el mensaje aunque le invitaba a una reunión que de seguro Lavi había planificado, No sería nada grato para Kanda pasar su cumpleaños en compañía de alguien que no le agradara, además él tampoco estaría muy a gusto si fuese su cumpleaños.

Lavi insistió los siguientes días. Ni siquiera prestaba atención a los mensajes hasta que Lavi, cansado de ser ignorado, le llamó para explicarle que la fiesta sería en casa de Kanda (para que no escapara) el 6 de junio.

Allen se quedó de piedra e incluso regresó a verificar el perfil de lastsamurai.

El tatuaje, la serie que Kanda tenía en su computadora, el que viviera cerca de Charing Cross e incluso el encontrarlo en el café el mismo día que se vería con su amigo... todo vino a su mente de golpe... y ahora, el cumpleaños, el mismo día de cumpleaños. Sacudió la cabeza, estaba pensando estupideces, todas eran coincidencias razonables. ¿Cómo podría pensar que Kanda y latsamurai eran a misma persona? Su amigo era amable, divertido y atento. Sí, era burlón y a veces las discusiones con él eran acaloradas ¡pero no dejaban de ser interesantes! Kanda era terriblemente visceral y desagradable, una persona con la que no se podía convivir, mucho menos entablar una charla.

Lastsamurai y Kanda no tenían nada en común... más que la zona donde vivían, el tatuaje y día de cumpleaños.

Sólo eso. Sólo coincidencias.

Lavi le había molestado tanto con eso de ir a la fiesta, ya se había negado incontables veces, tenerlo llamando desde la madrugada hasta tarde en la noche era desesperante.

Estaba completamente renuente a ir, ya había ido a su casa por aquella vez a ver la serie porque había sido arrastrado por Lavi pero no podía ser tan hipócrita como para darle unas felicitaciones que seguramente no tendrían el sentimiento de alegría que deberían. El día de la fiesta, se encerró en su habitación y arrojó el teléfono lejos para no ver los constantes mensajes que recibía. Quiso conectarse al chat pero de seguro Lastsamurai estaría pasando su cumpleaños con su familia y amigos, aunque se preguntaba si ya habría recibido su regalo y si habría sido finalmente de su agrado.

Al día siguiente, Allen se apresuró a terminar con su trabajo y se conectó. Lastsamurai ya lo esperaba y de inmediato le preguntó cómo había pasado su cumpleaños.

/lastsamurai/ dice: mal

/dango69/ dice: ¿por?

/lastsamurai/ dice: un idiota me hizo fiesta

/dango69/ dice: debería alegrarte

/lastsamurai/ dice: jamás, me sitió en casa y no se despegó de mí hasta hoy en la mañana

/dango69/ dice: debe ser un buen amigo jajajaja

Allen sonrió, al parecer todos tenían a un amigo incordioso.

/lastsamurai/ dice: no sabe cuándo dejar a la gente en paz, incluso me empujó la cara a la torta. Luego va y se duerme en mi cama... Lavi es un subnormal

/dango69/ dice: si, Lavi a veces puede ser una molestia

Sus dedos se congelaron sobre el teclado, la respiración se le cortó y su vista quedó fija en el mensaje, esto debía ser una broma de muy mal gusto, esto no podía estar pasando.

Ambos se quedaron un buen rato sin responder. Kanda apretó el ratón al borde de un colapso nervioso, estaba pasando lo que se temía, no podía ser cierto ¡jamás!

En un extraño arranque de nervios Allen cerró el chat con el corazón latiéndole como loco. Pensó que se iba a morir, que iba a explotar, se echó sobre su cama quedándose tieso.

- Debe ser una coincidencia, debe ser una coincidencia.

Se repetía como loco. Pero era ridículo ¿Cuántos "Lavis" debían existir en la misma ciudad y que fueran unos completos idiotas? ¡Se negaba a creerlo!

Coincidencias... un montón de coincidencias.

O más bien hechos porque sería una estupidez llamar coincidencia a algo tan obvio.

Kanda no se movió. Vio a dango desaparecer y se frotó la cara con las manos. Estuvo un buen rato con la frente en la mesa, sintiendo como se ponía rojo por una mezcla de rabia y vergüenza.

Era el moyashi y no había querido reconocerlo.

Su viejo tocó la puerta diciendo que en la mañana había llegado un paquete para él y que había olvidado dárselo. Sostenía una pequeña caja, al verlo así, como si estuviera muy concentrado, lo dejó sobre su cama y se fue.

Toda la confianza, las conversaciones, las ansias por llegar y conectarse, el tiempo que estuvo preocupado por los golpes que dango recibía, el día que corrió como un loco al ciber café y la decepción que sintió al no poderlo conocer, ahora le daba vergüenza. Se sentía humillado.

Y pensar que había considerado que dango69 le gustara... un hombre, peor aún, el moyashi.

Cerró la computadora de golpe, quería lanzarla a la basura porque cuando la abriera, en pantalla, tendría la conversación.

Love LineWhere stories live. Discover now