La cabeza todavía le daba vueltas cuando salieron del restaurante en el que habían cenado con los compañeros de trabajo de Alfonso. Era una empresa familiar, pero no era pequeña y estaba segura que no todos se llevaban igual, pero le gustó mucho el pequeño grupo de amigos que tenía Alfonso a su alrededor y sintió envidia porque ella también deseaba ese tipo de relación con sus compañeros. Aunque no con los triple T precisamente, ni con su estúpido jefe... Suspiró de nuevo.
— Anahí —la llamó Sophie—, encantada de conocerte. Ahora que Alfonso te ha presentado por fin, tenemos que quedar más a menudo.
— Por supuesto —sonrió, dándole un tierno abrazo—. Me ha encantado conoceros a todos —añadió, mientras se despedían del resto—. Espero volveros a ver pronto.
— ¿Vendrás al fin de semana de hermandad, no? Alfonso ha dicho antes que eres muy ágil y rápida, nos vendría muy bien alguien así en nuestro equipo.
— ¿Pero compartiría equipo con él también? Me gusta ganarle siempre que puedo —comentó, con una sonrisa traviesa.Alfonso la abrazó por detrás mientras sus compañeros y amigos soltaban otra carcajada.
— Muy bien pequeña bruja, ya es suficiente humillación por una noche. Vámonos para que pueda darte tu merecido.
Anahí sintió su erección golpear contra su trasero y estuvo a punto de gemir frente a todos al escuchar su voz ronca y profunda deslizarse por sus oídos. En su lugar sonrió, apoyando su espalda por completo en el torso de Alfonso y dando un pequeño golpe a su erección con su trasero, haciéndole temblar a su alrededor.
— Buenas noches, me ha encantado conoceros. De verdad.
Una vez en el coche, Anahí se relajó por completo y Alfonso la miró divertido.
— ¿Estás muy cansada?
— ¿Qué tienes en mente? —sonrió de vuelta ella.En realidad, imaginaba que al salir de allí se sentiría exhausta por fingir pero en cambio se sentía revitalizada y llena de vida porque no había tenido que hacerlo. Las caricias que le había hecho a Alfonso eran reales, así como lo eran los comentarios, los besos y las sonrisas. No habían cambiado su historia, algo con lo que se sentía profundamente agradecida y, aunque todos pensaban que estaban juntos, Alfonso no le había hecho establecer ninguna fecha ni tiempo así que simplemente todos habían dado por hecho que era una cosa que finalmente iba a ocurrir. Cuando lo vio doblar la esquina cerró los ojos unos segundos, suspirando mientras recodaba lo agradables que habían sido todos con ella. Todos excepto...
— ¿Cómo te llevas con Rosa? —preguntó, aun con los ojos cerrados.
— Uhm.
— ¿Uhm?¿Qué respuesta es esa? —los abrió para mirarle.
— Supongo que ella se ha encargado de decirte algo, ¿no?
— ¿Qué tendría que decirme, Alfonso?
— ¿Alfonso?
— ¿Es lo qué más te llama la atención?Anahí no era una persona violenta, ni se enfadaba con facilidad. Pero que esquivase el tema de Rosa con la estúpida pregunta de llamarle Alfonso en vez de Poncho la estaba sacando de sus casillas.
— Tranquilízate, brujita —suspiró él, llegando a su casa y aparcando frente a ella—. Puedo notar tus celos desde aquí.
— ¡No son celos! —bufó, saliendo del coche — Buenas noches —añadió al ver como él bajaba del coche y empezaba a seguirla.
— Annie... —ella negó, sacando las llaves— Hablemos, por favor.Ella iba a negar de nuevo, pero entonces sintió el calor de su cuerpo contra su espalda y la respiración regular en su cuello antes de que la besase ahí, haciéndole estremecerse y jadear. Alfonso agarró la llave que Anahí seguía sujetando entre sus manos y, sin soltarla, introdujo la llave en la cerradura, mientras volvía a besar su cuello. Entraron en la casa a oscuras, sin separarse y, cuando cerró la puerta a sus espaldas, la pegó más a él, haciéndola sentir su erección de nuevo. Anahí gimió, dándose la vuelta para poder besarlo mientras se restregaba contra sus caderas, creando una deliciosa tortura entre los dos.
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Pasión descontrolada
Fanfic- Deberíamos seguir su ejemplo. - ¿A qué te refieres? - A acostarnos. Esa noche habían hecho el amor por primera vez y había sido impresionante. Al principio había sido raro porque jamás se habían imaginado que acabarían así. Aunque sus madres siem...