Siete meses después, Anahí dio a luz a una preciosa niña, a la que llamaron Mía, que pronto se convirtió en el ojito derecho de Alfonso.
Se habían casado meses antes, unos días después de que a Anahí le quitasen la escayola del pie. La ceremonia había sido sencilla y pequeña y solamente habían ido los más cercanos. Los padres de Alfonso, la tía de Anahí y un par de amigos, además de Lucio y su mujer, los cuales habían estado felices de compartir esos momentos con la pareja.
— Jamás pensé que viviría para presenciar este momento —le había dicho Lucio entre risas—. Aun así, te habría dado el puesto de socio sin dudarlo, no hacía falta que embarazases a tu pobre novia y la llevases hasta el altar en tan pocas semanas.
Su mujer también había reído, negando con la cabeza después de añadir que ese había sido justamente el modus operandi que su marido había llevado a cabo con ella, hacía ya tantos años.
Habían disfrutado de una pequeña pero intensa luna de miel en la playa en la que apenas habían salido de la cabaña y Alfonso había empezado a trabajar como socio un par de meses después, mientras que Anahí se centraba en el bebé y en encontrar una casa perfecta para los tres.
— Es perfecta —le había dicho Alfonso a Anahí cuando le había pasado a la niña, que se empezaba a revolver pidiendo leche.
— Se parece a ti —susurró ella, estirando el cuello para besarle en los labios.
— Yo creo que es igualita que tú, mi amor.
— Puede que tenga lo mejor de los dos —le sonrió ella, dando de comer a su hija, agotada.
— Soy muy feliz, Annie. Me has hecho muy feliz.
— Tú a mi también.
— ¿De verdad tu madre pensaba que acabaríamos juntos?Anahí asintió.
— Y no se equivocaba. Yo sabía que te quería desde la primera vez que nos acostamos... Puede que incluso antes mi subconsciente quisiese convencerme de acostarme contigo porque ya te quería.
— Mi madre siempre ha pensado lo mismo, incluso el día que les conté lo del bebé y la boda, dijo que lo sabía hace tiempo —rió él—. Supongo que las madres lo saben todo.
— Pues yo ahora mismo no sé nada.
— Eso es porque estás agotada, pero siempre sabrás lo que es mejor para nuestra hija. Y para los que vendrán en el futuro.
— ¿Cuántos quieres tener?
— ¿Cuatro? —sonrió, acercándose a ella.
— Dos niños y dos niñas —dijeron a la vez, antes de reír.Alfonso se inclinó sobre su mujer de nuevo y la besó en los labios profundamente. Anahí sintió un latigazo que recorrió su cuerpo de pies a cabeza y suspiró al darse cuenta de que no podría saciar su deseo hasta pasado un tiempo.
— ¿Pasa algo?
— Que te deseo y no puedo hacer nada —dijo, haciendo un puchero que Alfonso volvió a besar mientras se reía.
— Yo también te deseo. Vivo en constante estado de excitación, ¡y no creas que es fácil verte medio desnuda y no poder hacer nada! —Anahí soltó una pequeña carcajada—. Esto va a ser difícil para los dos —añadió Alfonso con la voz ronca que tanto le gustaba a Anahí—, desde hace casi tres años, jamás he pasado tanto tiempo sin estar contigo.
— Seguro que algo encontramos —jadeó, guiñándole el ojo a su marido.FIN
He tardado mucho, lo sé... Historia corta pero creo que potente. Ojalá que hayáis tenido un buen inicio de año, aunque ya llevamos casi dos meses... Espero volver pronto, he terminado de escribir esta y ya estoy con otra, lo prometo.
¡Nos leemos pronto!
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Pasión descontrolada
Fanfiction- Deberíamos seguir su ejemplo. - ¿A qué te refieres? - A acostarnos. Esa noche habían hecho el amor por primera vez y había sido impresionante. Al principio había sido raro porque jamás se habían imaginado que acabarían así. Aunque sus madres siem...