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ROCÍO Y MARIANA se encontraban en la cocina hablando animadamente, ambas preparaban una picada bastante grande para llevarle a los hombres. Algunos de la selección, amigos de Emiliano y la familia Martinez se encontraba en la casa del arquero, pues Rocío había invitado a todos a pasar la navidad con ellos.
Al terminar de preparar todo, Martina y Oriana se ofrecieron a ayudarlas con las bandejas. Cuando estaban por salir de la cocina, el timbre de la casa sonó, llamando la atención de todos.
— Yo voy —Dijo Mariana.
— Gracias, mi amor —Sonrió Rocío.
La Sabatini le pasó la bandeja con cuidado y se encaminó hacia la puerta, mientras que las otras tres mujeres se dirigieron hacia le mesa de afuera. Enseguida Rocío dejó la bandeja, escuchó unos pasos acercándose a ellos.
Volteó con una sonrisa, pero su gesto cambió a uno de asombro al ver quiénes eran. Emiliano frunció el ceño confundido y volteó levemente, para después sonreír al entender la razón por la cuál se mujer se había puesto así.
— ¡Mis bebés! —.
Rocío corrió hacia los dos chicos, quiénes abrieron los brazos y la abrazaron con fuerza. Enzo y Julián levantaron a la mujer entre los dos, sacándole una risa.
— Hola, mamá Rochi —Saludó Julián.
— Estás muy hermosa —Sonrió Enzo.
— Ustedes están muy guapos —Dijo Rocío— Pasen, pasen.
Los dos chicos le dieron un beso en la mejilla y fueron con los de la selección, mientras que la mujer se acercó a las parejas de sus niños. Rocío abrazó a Emilia y Valentina como saludo, para después alzar a Olivia.
— Hola, princesa hermosa —Sonrió.
— Hola, tía —Sonrió Olivia.
— Que bonitas que te quedan esas colitas —Dijo Rocío— ¿Quién te las hizo?
