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ROCÍO Y EMILIANO entraron al salón con sus manos entrelazadas, siendo recibidos por los aplausos y gritos de los invitados. Cuando la pareja llegó al centro del salón, todos se acercaron a ellos.
Leo fue el primero en abrazar a su hermana, mientras que Antonela abrazaba a Emiliano.
— Estoy feliz por vos, Rochi —Murmuró— Te amo.
— Gracias, Leo —Susurró— También te amo.
Messi se separó y beso la frente de la mujer, para luego acercarse a Emiliano. Antonela se acercó a su cuñada con una enorme sonrisa, ambas mujeres se fundieron en un fuerte abrazo.
— Felicidades, hermosa —Murmuró— Estoy muy contenta por vos.
— Gracias, Anto —Musitó— Me pone feliz que estés acá conmigo acompañándome.
— Te amo, reina —.
— Te amo, primera dama —.
Antonela soltó una risa y se separó de su cuñada, para seguido alejarse. Varios familiares y amigos felicitaron a la pareja, hasta que llegó el momento de los de la selección.
Otamendi abrazó a Rocío y la levantó del suelo, dando una vuelta sobre su eje. La mujer soltó una risa, para luego sonreirle al hombre cuando la bajó al suelo.
— Felicidades, Messi chica —Dijo Otamendi.
— Gracias, Ota —Sonrió.
— ¡No se duerman que todavía hay que escabiar, wacho! —Nicolas se acercó a Emiliano.
Los jugadores estaban felicitando al arquero, por lo que sus mujeres aprovecharon para felicitar a Rocío. Cuando ya todas lo hicieron, los de la selección rodearon a la mujer.
— ¡SE CASO LA PATRONA, MUCHACHO! —.
Rocío soltó una risa y abrazó a cada uno de los chicos, quiénes hicieron la misma acción que Otamendi. Finalmente llegó hasta sus dos chicos, quiénes la veían con una sonrisa.
