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COMO DE COSTUMBRE, Rocío se encontraban sentada en el palco junto con su cuñada y los niños. Ambas mujeres conversaban mientras tomaban mate, hasta que la castaña vio que los niños empezaron a jugar y aprovechó para hablar con Antonela.
— Eu, Anto —Habló nerviosa— Te tengo que contar algo.
— ¿Qué pasó? —Preguntó— ¿Pasó algo con Emi? ¿Se pelearon?
— No, no, no —Negó— Bueno, si se trata sobre Emi, pero no es por algo malo.
— ¿Entinces qué pasó? —Preguntó.
Rocío suspiró y miró a su cuñada— Emi me propuso casamiento —.
La castaña se asustó cuando Antonela dejó caer el mate al suelo, no pudo evitar hacer una mueca triste al ver que su perfecto mate había sido arruinado por su cuñada. Rocío estaba por quejarse, pero sintió los brazos de la mujer rodearla y abrazarla con fuerza, casi dejándola sin aire.
— Anto, te amo... —Murmuró— Pero no puedo respirar, boluda.
— ¡Perdón! —Se separó con una sonrisa— ¡Es que no lo puedo creer! ¡Felicidades, Rochi!
— Gracias —Sonrió— Sos la primer persona que lo sabe.
— ¿En serio? —Preguntó sorprendida— ¿No se lo dijiste a Leo?
— No —Hizo una mueca— Bueno...
Antonela frunció el ceño— ¿No pensas decirle? —Preguntó.
— ¡Obvio que si pienso decirle! —Aclaró rápidamente— Pero no ahora...
