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–Marquiiitoos–le susurre acariciandole la mejilla–vamos a entrenar.

–Mhm–se quejo y se dio vuelta para seguir durmiendo.

Le di un pico, y al ver que no respondía le di otro.

–No me pienso levantar si seguís así, seguí seguí.

Yo me reí y pensé en no entrenar por hoy al verlo dormir tan plácidamente. ¿Como puede ser que alguien tan tierno hasta cuando duerme dice semejantes barbaridades?, pero obvio, a mi me encanta.

–Quédate acá, durmiendo conmigo–me dijo y yo lo mire con ternura, el ni había abierto los ojos–después entrenas conmigo–estiro los brazos y yo sonreí de la ternura.

Me acoste al lado de él, junto a su pecho, y me abrazo fuerte mientras entrelazaba nuestras piernas y me pegaba mas a él.

Me acoste al lado de él, junto a su pecho, y me abrazo fuerte mientras entrelazaba nuestras piernas y me pegaba mas a él

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Gh puso una canción que ni llegue a reconocer. Marcos se quejo dormido y me abrazo más fuerte.

–Primo...arriba, dale.

–Noo, quédate acá, conmigo.

Si me lo pedis así...

–No Marcos, despertate morsa–no recibí ninguna respuesta de él, así que suspire y me levante de la cama, y comencé a caminar hacia la puerta, pero antes de que pudiera llegar a abrirla, habló.

–Espérame que me pongo algo abajo y voy–me di vuelta con una sonrisa y él ya estaba sentado en la cama con cara de dormido. Se paro y se puso una malla color salmón.

–Se me cae la baba–dije y él me sonrío.

–Corre antes que te coma a besos–dijo preparándose para correr, sonreí juguetona, me di media vuelta y corrí hacia el living. Marcos me estaba persiguiendo, haciéndome soltar risas de nena chiquita.

Los demás de la casa que ya estaban despiertos nos miraron con ternura, pero yo no hacia otra cosa que correr.

Abrí la puerta del patio y él seguía persiguiéndome.

¿Cómo alguien puede tener tanta energía ni bien se levanta?

Camine derecho hasta llegar a la pared, me di vuelta y ahí estaba él.
Respire agitada mientras el se me acercaba.

–No se vale, te re agitaste y ahora no te voy a poder dar un beso o te me moris.

–Bueeno...pero uno cortito si–le sonreí y él me la devolvió, se acerco más y me dio un pico largo.

–Bueno, vamos a desayunar o te vas a quedar así como estas, chiquita.

–Ey, que malo–le dije jodiendo a lo que él dejo escapar una risa.

Me colgó en un hombro y me llevo hasta la cocina.

–Ayy, los tórtolos–dijeron ya todos que estaban despiertos.

𝗠𝗲𝘀𝗲𝘀 𝗮 𝘁𝘂 𝗹𝗮𝗱𝗼 || 𝘔𝘢𝘳𝘤𝘰𝘴 𝘎𝘪𝘯𝘯𝘰𝘤𝘩𝘪𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora