Que vivan los novios

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Imaginen a Eduardo con más cabello. Continúa la historia:

Castillo de Windsor, Inglaterra - 19 de junio de 1991:

Hoy, Eduardo, el hijo menor de los duques de Edimburgo, se casa con la señorita Sophie Rhys-Jones, con quien ya lleva 3 años de noviazgo. Ellos decidieron casarse en Windsor para no tener el alboroto de Londres.

La novia está poniéndose un nuevo collar mientras se mira al espejo.

Sophie: Vaya (suspira) me siento como una princesa.

Y entra Mary, su madre.

Mary: Es que lo eres y serás, literalmente.

Las dos se abrazaron.

Mary: Hija, no puedo creer que te vas a casar, con Eduardo!

Sophie: Ay, mamá, esto es... todo lo que soñé desde pequeña, pero estoy un poco nerviosa.

Mary: Calma, ok? Todo saldrá de maravilla.

Sophie: Eso espero.

En otra parte del castillo:

Felipe + Andrés + Mark: ¡Eduardo se nos casa! ¡Eduardo se nos casa! ¡Eduardo se nos casa!

Carlos: ¡Hey! ¡Hey! ¡Hey! (ríe) ¡No alboroten al novio!

Eduardo: (sarcástico) Ja ja, muy chistosos.

Mark: Oh, Ed, estamos orgullosos de ti.

Eduardo: Gracias cuñado (se estrechan manos).

Carlos: Seguro ustedes serán muy felices.

De pronto, oyeron una vocecita desde abajo.

Beatriz: ¡Papi, mamá quiere que tengas a Eugenia un momento!

Andrés: ¡Ya voy, linda!

Felipe: Vámonos, que se hace la hora de la verdad.

Para que sepan, así se ve Eugenia: 

Para que sepan, así se ve Eugenia: 

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Continúa historia:

Los invitados estaban sentados en la capilla del castillo de Windsor ansiosos, esperando por Sophie que venía en un auto decorado con su padre.

El novio estaba nervioso, sentía que sus manos sudaban, pero su cuñado le dio una palmada en la espalda para volverlo en sí.

Sophie entró al recinto en un bello vestido de mangas largas luciendo una tiara y collar a juego. Mientras todos ponían su mirada en ella, solamente podía ver a su futuro esposo, que la miraba con ganas de desmayarse.

3 horas después:

Todo el mundo se encontraba en el salón de baile del castillo de Windsor. Estaban bailando al son de la música y Sophie le preguntó algo a Eduardo en el oído.

Sophie: Dime, a dónde nos iremos de luna de miel? 

Eduardo: Ahhh... es una sorpresa, pero te aviso que lleves algo de abrigo.

Ella pensó de manera graciosa que la llevaría al Monte Everest, pero su esposo tenía algo brillante y grande aguardándola.

Después presentaron el pastel pequeño de cuatro pisos, estaba bañado en crema y en su interior era de vainilla con fresas y duraznos.

Eduardo ni siquiera se dio cuenta de que Sophie le había embarrado la cara con pastel, al ver para dónde iba el juego, le hizo lo mismo, a lo que su hermana capturó el gracioso momento mientras los novios se reían a carcajadas.

Tras concluir la fiesta, los familiares se fueron a dormir a sus habitaciones, pero Sophie no podía conciliar el sueño.

Sophie: Vamos, Eddie, a dónde vas a llevarme?

Eduardo: Duérmete, cielo (bosteza) o se arruinará la sorpresa.

Al día siguiente, tras bajar del avión a su destino, ella finalmente supo la respuesta.

Sophie: ¿¡Me trajiste a Nueva York!? (abraza a su esposo).

Eduardo: Pensé que como regalo de bodas sería bueno cumplir tu sueño. Siempre haz querido venir aquí.

Sophie: Dios, eres un amor Eddie (se besan).

...

Yo la escritora les digo que falta un episodio más antes de llegar al capítulo Descanse en Paz, Almirante. Y si estas leyendo esto después de la publicación del siguiente capítulo de este, entonces no me hagas caso.

Mountbatten Family (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora