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"La cruel realidad de un beso soñado"

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-¡Madre! -Nawi frenó en seco y zafándose de su agarre con brusquedad-. Me estás lastimando.

-¿Por qué no le dijiste a tu hermana que ir hasta el árbol sería peligroso? -preguntó la mayor con cierto enojo sobre su tono de voz.

-¿Cómo podía saberlo? -formulo-. Es más, Tsi'reya no tiene la culpa de nada.

-Debes ser más precavida, hija - se inclinó un poco hasta su altura-. Y además... -Relamió sus labios y prosiguió-. No tienes porqué estar tanto tiempo con ellos.

-¿Te refieres con "ellos" a los Sully? -inquirió alejándose un poco de la Tshaik.

-Así es. -asintió-. La única tarea que tenían, tus hermanos y tú, era enseñarles nuestras costumbres.

-No entiendo a que quieres llegar, Madre. -dijo la menor.

Y mientras fingió ingenuidad, Nawi pensó que aquello no estaba en su guion y mucho menos planeado.

-Puedes socializar con los Omaticaya, -hablo con autoridad y la postura recta-. Sin embargo, no quiero ver ningún tipo de relación que no sea amistad, con el mayor de los hijos de Jake. -aclaró, dejando su orden asegurada.

La menor no pudo siquiera oponerse, debido qué su madre había desaparecido por la entrada/salida de la choza, dejándola con las palabras en la boca. Se dio la vuelta con intenciones de seguirla y dejarle muy en claro que no acataría sus exigencias, no obstante fue detenida en cuanto la tomaron por el brazo.

Pego un pequeño grito para luego girarse y saber de quién se trataba. Apenas sus ojos lo divisaron, alivio su cuerpo y sonrío por inercia al verlo. -Casi me matas del susto. -exclamo intentando calmar su respiración.

-Vine para decirte que Kiri ya está mejor -informo con la cabizbaja observando la arena y sujetando las dos manos de Nawi -. Y...

-¿Y? -continuó al asimilar que él no terminaría la oración.

-Sé que hace unas horas estuvimos juntos, pero... -levanto la cabeza con timidez y las orejas abajo, encontrándose con los dulces ojos de la menor-. Te extraño. -confesó en un suspiro.

A pesar de que ellos habían estado todo el día a la par, Neteyam no podía evitar sentirse vacío. Él quería estar todo el tiempo a su lado, lo más cerca posible y acariciando las hebras onduladas de la pelinegra. No quería admitirlo en voz alta, puesto que era demasiado vergonzoso, más, le era imposible negar, que le encantaba el hecho de que solo él podía tocarla, abrazarla y mimarla.

-Awww -Nawi lo envolvió entre sus brazos y se aferró fuertemente a su torso, posicionando su rostro en el pecho del mayor. Este sonrió satisfecho y le correspondió sin pensarlo.

SWEET DREAMS.  [Neteyam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora