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"ANTES DE LA PERIPECIA."

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—Las estrellas son más bonitas si las observo contigo. —confesó  Neteyam sin soltar la mano de Nawi.

Ambos estaban tumbados en el suelo, admirando el hermoso cielo repleto de faros de luz y una luna tan brillante que ilumina el camino de cualquiera.

—Que cursi eres, todo un cliché. —bromeó la pelinegra, recibiendo una miradita indignada del chico—. Solo estoy jugando, trencitas. —besó su mejilla en un fugaz movimiento y volvió a su sitio con rapidez.

Él se posicionó de lado, con su cabeza apoyada en la palma de su mano y su brazo sosteniéndose en la arena. La observó con una sonrisa radiante dibujada en el rostro y con fascinación ante el perfecto perfil de la menor; con una nariz respingada, los labios regordetes y las pestañas largas.

—¿Qué me ves? —preguntó ella con curiosidad.

—Lo linda que te ves. —dijo, soltando una rima sin pensar, haciendo que Nawi diera una risilla.

Ella negó graciosa y se mantuvo en silencio durante el resto del tiempo. Era un silencio acogedor, de esos que no son para nada incómodos y puedes disfrutar. Sonrió por inercia al saber que Neteyam no le quitaba los ojos de encima y se giró, colocándose de igual manera que él. —¿De verdad te gusto? —inquirió, dudosa ante la respuesta.

El mayor frunció el ceño confundido y en unos cuantos segundos asintió con seguridad. —Por supuesto que sí, princesa. —Respondió, llamándola con ese lindo apodo que le aceleraba el corazón—. Me gustas muchísimo. —declaró levantándose para situarse encima sobre ella, pero sin poner todo su peso sobre el cuerpo de la menor—. Me gustas desde la punta de tu nariz... —dijo besando delicadamente la zona dicha—. Hasta la punta de tus pies.

Ella rio ante el tacto entrecerrando los ojos y ampliando la sonrisa, luego le regalo un tierno beso sobre los labios que fue correspondido en segundos por uno mucho más dulce y cariñoso. Ambos rieron de por medio y continuaron dándose caricias, él, ella y la noche como testigo de su amor.

...

Los gritos desesperados de todo el pueblo Metkayina atormentaba el lugar como un bullicio desgarrador; formado por lamentos y miles de lágrimas esparcidas. Todos corrían hacia el océano en busca de sus hermanos espirituales, incluso la familia Sully. Había sido una caza de Tulkun, dónde se llevaron a gran parte de la manada y los dejaron flotando sobre el agua, sin vida y desechados, para que el pueblo Na'vi presenciara aquella masacre.

Ronal lloraba desconsolada mientras veía a su hermana y su pequeño bebé, ambos asesinados por las personas del cielo. — Cantábamos juntas... —comentó la Tshaik, totalmente destruida.

Nawi, que se encontraba al lado de su padre, también lloraba con tristeza, imaginándose todo lo que se avecinaba como una tormenta llena de desgracias. Miro por arriba de su hombro a Neteyam, el cual observaba la escena devastada y pensó en la posibilidad de que, por más que lo intentara, no podría salvarlo. Sollozo ante la idea y apretó fuertemente su pecho en un intento de aliviar el dolor de su corazón. Gracias a Eywa, la vida de Meckary (su hermana espiritual) no había sido arrebatada y la menor elimino un pesado suspiro de alivio en cuanto se le notificó de aquello; Sin embargo, el gusto amargo de su garganta no disminuía, ni mucho menos el pesar de la perdida.

SWEET DREAMS.  [Neteyam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora