Nervios

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Habían pasado ya dos meses desde que termine mi relación con Ángel, me costó algo de tiempo, pero quedamos como amigos, aunque aún no quería acercarme a él como tal.

El final del semestre se acercaba rápidamente. Aunque Jack ya había hecho su examen de cálculo diferencial y estaba libre del estrés, yo seguía luchando. Estaba nerviosa y ansiosa, incapaz de entender los números frente a mí.

—Estoy nerviosa, Jack —le confesé, sintiendo cómo la ansiedad me oprimía el pecho—. A veces siento que no puedo hacerlo.

—Lo harás bien, Angie. Tienes la capacidad, solo tienes que confiar en ti misma —me dijo con esa sonrisa cálida que siempre me hacía sentir mejor.

Sus palabras me reconfortaron un poco, pero la ansiedad seguía ahí, como una nube negra que bloqueaba mi visión.

Entre al salón e intenté concentrarme en el examen, pero los números se mezclaban y las letras parecían formar un idioma desconocido.

Entonces, como si fuera un regalo del destino, escuché una voz familiar flotando por la ventana entreabierta del salón. Jack estaba afuera, cantando una canción que ambos conocíamos.

"Yo no entiendo de colores ni de razas

A mí me gusta el morenito de tu cara

Te he buscado en cada tarde, vida mía

Se me corta la respiración por ti, lo siento, baby

Tu pasito en mi camino va naciendo

Solo porque tú me miras yo me muero

Los atardeceres de tus ojos, mira

La verdad que tiene, niña, tus enojos"

Era una melodía suave y reconfortante, una de mis canciones favoritas, y sin pensarlo, me uní a él en voz baja.

"Yo sé que tú a mí me quieres un poco

Con tu carita posada en mi hombro

Mira quien canta, es la voz de mi alma

Eres como el sol sales sin razón

Dando luz y calma

Una sola flor que me guardo yo

Y tu voz que me desarma

Yo sé que tú a mí me quieres un poco

Con tu carita posada en mi hombro

Mira quien canta, es la voz de mi alma".

Canté con él, dejando que la música me llenara y alejara mis miedos por un momento. Jack siempre tenía ese efecto en mí; era como un faro en medio de la tormenta, guiándome hacia la calma.

Pero mientras cantábamos juntos, algo más se despertó dentro de mí. Mientras la canción fluía entre nosotros, me di cuenta de lo mucho que significaba para mí. Y entonces, en medio de las melodías y las palabras compartidas, el miedo me golpeó como una ola.

Estaba enamorada de Jack.

El pensamiento me paralizó. Más que el examen de cálculo, más que cualquier problema académico, el miedo a perder nuestra amistad se apoderó de mí. Temía que, si Jack descubría mis sentimientos, todo cambiaría entre nosotros. Pero también había una parte de mí que anhelaba explorar esos sentimientos, ver adónde podrían llevarnos.

El timbre sonó indicando que ya iba la mitad del tiempo de examen, rompiendo la conexión entre nosotros. Era hora de enfrentar la realidad, de volver al mundo de los números y las ecuaciones. Tomé mi lápiz con manos temblorosas tratando de bloquear mis emociones y concentrarme en el examen que tenía delante.

Mientras trabajaba en las derivadas y los límites, mi mente seguía divagando entre los números y las posibilidades. Sabía que algo había cambiado ese día. Jack seguiría siendo mi amigo, eso estaba claro, pero ¿y si podía ser algo más?

Todas Las Veces Que Me Enamoré De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora