Comienzo

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Llegue a punto de llorar hasta aquel lugar que compartía siempre con Jack desde que nos hicimos amigos, se había vuelto muy nuestro

En medio de mi desconsuelo, mi mejor amigo llegó a mi lado sin decir una palabra. Jack simplemente me abrazó, ofreciéndome el consuelo silencioso que tanto necesitaba. Me aferré a él, sintiendo el calor reconfortante de su presencia mientras las lágrimas fluían sin control.

—¿Qué tienes? ¿Quién te hizo daño? —preguntó Jack con voz suave, preocupado.

—Ángel me fue infiel —respondí con la voz entrecortada, dejando salir las palabras que tanto había temido enfrentar.

Jack me miró con una mezcla de amor y dolor en sus ojos. Se levantó frente a mí, tomando mis manos con cuidado.

—Olvida a Ángel y dame una oportunidad —me dijo con sinceridad.

Me ruboricé ante sus palabras, sorprendida y conmocionada por la declaración de Jack. No pude articular una respuesta de inmediato, perdida en el torbellino de emociones que me invadían.

—Te pido tiempo para pensarlo, es demasiado pronto —murmuré finalmente, apartando la mirada, pero sintiendo el peso de los ojos de Jack sobre mí.

—Te daré el tiempo que necesites —respondió Jack con gentileza, respetando mi espacio y mis emociones.

Juntos comenzamos a caminar en silencio, Jack acompañándome de vuelta a casa mientras yo dejaba que las palabras y las emociones se asentaran en mi mente. Era una propuesta abrumadora, un cambio radical en la dinámica de la relación con Jack.

Pero en ese momento de vulnerabilidad, encontré consuelo en su presencia y en la promesa de su amistad profunda.

***

Me desperté con el corazón aún acelerado por el sueño. Miré alrededor de mi habitación, sintiendo el contraste entre la calidez de mis sábanas y la frialdad del recuerdo de mi sueño.

La luz matutina se filtraba suavemente a través de las cortinas, recordándome que era un nuevo día, uno que enfrentaría con un peso emocional recién descubierto.

Mientras me sentaba en la cama, escuché el sonido suave de movimiento proveniente de la cocina. Entonces recordé: Jack estaba en mi casa. Mi corazón dio un vuelco de sorpresa y gratitud. A medida que me levantaba y me dirigía hacia la cocina, me preguntaba cuánto tiempo había estado allí, preparándome el desayuno mientras dormía.

Cuando llegué a la cocina, la vista me hizo sonreír. Jack estaba concentrado en la estufa, manejando con destreza sartenes e ingredientes. El aroma tentador de café recién hecho llenaba el aire, envolviéndome en una sensación acogedora y familiar.

—Buenos días —me saludó Jack con una sonrisa cálida cuando notó que había entrado.

—Buenos días, Jack —respondí, sintiéndome un poco tímida pero también profundamente agradecida.

Nos sentamos juntos a desayunar, y descubrí que Jack sabia cocinar realmente bien.

Pasamos el desayuno compartiendo pequeñas conversaciones que llenaban el espacio entre nosotros con una comodidad renovada. Jack parecía saber intuitivamente cuándo mantener la conversación ligera y cuándo permitir momentos de silencio tranquilo.

Después del desayuno, decidimos pasar el día juntos. Era como si necesitáramos ese tiempo para reconectar después de la tormenta emocional que había experimentado. Caminamos por el parque cercano, charlando sobre temas variados y disfrutando del sol de la mañana.

A medida que pasaban las horas, comencé a sentirme más relajada en la compañía de Jack. Me di cuenta de lo natural que era estar cerca de él, cómo podía ser yo misma sin miedo al juicio o a la incomodidad.

Había algo reconfortante en su amistad, algo que ahora parecía estar teñido de una nueva posibilidad.

Al mediodía, decidimos almorzar juntos en un pequeño café que ambos conocíamos bien. Mientras compartíamos la comida, no podía evitar recordar el sueño que había tenido esa mañana. La propuesta de Jack en mi sueño, sus palabras sinceras y su oferta de esperar por mí, resonaban en mi mente de manera inesperada.

El resto del día transcurrió en una mezcla de conversaciones honestas y momentos de calma reflexión. Cuando llegó la tarde y Jack se preparaba para irse, me encontré a mí misma abrazándolo, agradecida por su apoyo incondicional y su presencia reconfortante.

—Gracias por estar aquí hoy, Jack. Significa mucho para mí.

Él me abrazó con fuerza, transmitiéndome todo el calor y la seguridad que necesitaba en ese momento.

—Siempre estaré aquí para ti, Angie. En las buenas y en las malas.

Después de despedirse, me quedé parada en la puerta, viendo cómo Jack se alejaba lentamente. Me preguntaba qué depararía el futuro para nosotros, qué decisiones tomaría en los días y semanas por venir.

La jornada con Jackhabía sido un bálsamo para mi alma, y mientras reflexionaba sobre ello, sentíque tal vez, solo tal vez, había encontrado en él algo más que una amistad.

Todas Las Veces Que Me Enamoré De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora