POV DOVE
Para ser sincera, no tenía un buen presentimiento sobre hoy. La intriga nunca se me daba bien, porque siempre sacaba a mi cabeza de orbita, y me hacía darle vuelta a las mismas cosas que ya habían pasado o las que podrían suceder.
Estábamos por ir a la casa de Joey, y lo único que me calmaba en este momento, era que Sofía estaba a mi lado, sujetando mi mano con fuerza mientras yo miraba por la ventana y ella manejaba. Llevábamos rato recorriendo los sepulcros lujosos y las lápidas viejas de aquel lugar: tan frívolo y a la vez tranquilo. Ahora íbamos de vuelta a la ciudad.
Sofía no me preguntó nada de por qué había elegido este lugar para esconder el arma. Me dio la impresión de que sabía que yo, realmente, no podía confiar en nadie cuando el accidente pasó.
Ahora era como si ella acabara de descubrir cada gota de lo que era Dove Hosterman. Y en realidad ya no había más secretos de mi parte, era yo misma, podía serlo sin miedo. Ella me quería tal y como era, no había por qué volver a ocultar algo. Me quería luego de tanto, me lo demostraba a cada segundo.
—Estás preocupada. —Puso mis nudillos entre sus labios y los besó, antes de buscar mis ojos—. Lamento hacerte venir aquí para esto.
La vi, antes de suspirar y apretar su mano.
—No pasa nada, solo quiero que esto termine ya.
Vi cómo detenía el auto, luego me hizo verla, antes de que yo me aferrara a sus labios para besarla tratando de no soltarme.
—Todo va a estar bien... —me dijo en un susurro, mientras acariciaba mi cabello y pegaba su frente a la mía—. Te lo prometo, no me va a pasar nada.
—¿Segura que va a caer con eso? —Apunté el arma, la cual estaba dentro de la guantera.
—Lo hará —dijo confiada, si no es que confiesa antes.
Por un lado, había prometido a mi madre que arreglaría el maldito desastre que ocasionamos China y yo, y por otro, detestaba la idea de que Sofía fuera a meterse en la boca del lobo. Sabía cuánto le intrigaba lo que Joey había dicho, pero sentía que algo no andaba nada bien.
No tardaríamos en descubrirlo.
Llegamos a la casa de Joey, donde la música ya estaba por encima de las casas y la noche estaba iluminada por diferentes luces estroboscópicas y de colores. Ava me abrió la puerta del auto y entonces tomó mi mano mientras caminábamos a la entrada, de pronto me detuve, ese maldito miedo a que algo malo pasaría estaba aquí de nuevo.
—¿Estás bien?
—No tienes qué venir si no quieres, Chlo.
—No, no. Lo haré —dije decidida, cuando tomó mi mano y me atrajo hacia ella.
—¿Sabes que te amo?
—¿Ah sí? —Sonreí sonrojada.
—Estuve pensando y... —La vi a los ojos, de pronto la sentí un poco nerviosa, antes de respirar hondo. Me puse igual—. Es el último año de la universidad, me gustaría que vinieras a quedarte conmigo al departamento.
—Pero, mi amor. Si siempre me quedo contigo.
Vi cómo se escondió en mi cuello y yo sonreí encantada con ella.
—Espera. Te refieres a que...
—Que quiero que traías tus cosas y vivas conmigo, Chlo.
Mis ojos se llenaron de lágrimas.
—¿Lo dices en serio?
—¿No quieres?
—¿Tú en serio crees que no?
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El último deseo (Dofía)
JugendliteraturLuego de que Dove se fue a Barcelona por los últimos dos meses, las cosas Realmente cambiaron para ella y Sofía, todo ha dado un rumbo inesperado. Los secretos no han dejado de salir a la luz, y el misterio de la muerte de Sabrina no ha dado por co...