Cᴀᴘíᴛᴜʟᴏ 6

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POV DOVE

Hoy es una semana desde lo de Sofía, nos hemos visto en la escuela pero todo el tiempo me saca la vuelta. De acuerdo Daccarett, ya cumplí con mi parte, pero si no quieres siquiera escucharme, te daré lo que deseas, que te olvide.

—Oye, Chlo —escuché cómo Jay tomaba las llaves del auto y se acercaba hasta a mí en la entrada de la casa y justo antes de ir a la escuela—, ¿crees poder regresar hoy a casa sola?

—¿Sola? —Le mostré el brazo—. No puedo manejar aún, dijo el doctor que estaría así como un mes.

—Ah sí... —Jay se rascó la cabeza—. Es que... invité hoy a salir a alguien y...

Ay hermano, bienvenido a este mundo del sufrimiento eterno y el derroche de amor pasional.

—Bueno, no te preocupes, veré cómo regresó... —Caminé hacia el auto y me subí.

—Gracias, gracias, gracias. —Él me sonrió y me besó la mejilla antes de encender el auto.

—¿Y quién es esa chica?

—Secreto.

Jay me guiñó el ojo y ambos nos subimos a la camioneta para ir camino a la escuela. No tenía idea de en qué andaba metido pero ya lo averiguaría después.

POV SOFÍA

Hoy llegué a clases más temprano, me había estado levantando horas antes para ir a correr y luego ir a la escuela. Ya saben, para distraer la mente de todo en general, principalmente de la vida.

Caminé hacia el salón y una vez entré traté de buscar disimuladamente a ya saben quién. Sé lo que dije cuando intentó hablar conmigo y disculparse, pero esto no es nada fácil para mí. Y en fin, a la única persona que noté sentada en el escritorio de Dove fue a cierta chica que últimamente notaba que platicaba con ella mucho: Joey.

No me caía en sí mal, en cada clase era muy participativa o no paraba de hablar de cómo se hacían las cosas en donde antes vivía, también hacía reír a todos y todos querían hablarle. En una semana la chica ya estaba rodeada de muchas personas que querían ser parte de su grupo social. Pero había algo más que personalmente me incomodaba, como el que a veces me la encontraba en lugares solitarios o sentía una mirada y cuando volteaba, en efecto era ella. Su miraba a veces más seria que cuando había otras personas.

—Buenos días, compañera... —me dijo con unas sonrisa.

—Buenos días, Joey.

Me senté en mi lugar, el cual estaba casi a lado que el de Dove, entonces comencé a sacar un lápiz para afilarle la punta.

—Oye, Chlo... —escuché en la puerta y alcancé a distinguir que eran Jay y Dove—. De nuevo gracias.

—Sí, sí, pero este favor te sale caro, eh.

Dove entró con una sonrisa en el salón y fue a sentarse a lado de Joey. ¿Qué Joey no sabe que había más lugares en el salón?

—Buenos días, Dove.

—Hola, Joey.

—Jay se ve reluciente hoy —le dijo la chica y yo solo fruncí el ceño.

Por supuesto que todo ocurría mientras fingía escribir algo en mi cuaderno.

—Sí... —escuché decir a Dove—. Parece que tiene una cita y ahora yo tendré que contratar a un chofer para que me lleve a casa y quizá también para que me traiga.

El último deseo (Dofía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora