Solo nuestra ©

Capítulo 12

Aria

No sé cuánto tiempo estuve dormida, pero supongo que solo fueron un par de horas puesto que el sol aún estaba afuera.

Estaba vestida solo con una camiseta y las bragas. Lo último que recuerdo es estar en el lago en los brazos de León.
El recuerdo de lo que pasó se cruza por mi mente y no puedo evitar el sonrojo que me produce, e inmediatamente se dibuja una sonrisa en mi rostro.

Estaba inmersa en mis pensamientos lujuriosos hasta que el sonido de mi móvil me interrumpió bruscamente. Di un respingo y rápidamente me levanté de la cama para cogerlo.

«Llamada entrante: Ali 😜 »

¿Alicia?

—Hola Ali —contesté antes de que la llamada se cayera.

—Aria menos mal —suspiró como si acabara de quitarse un peso de encima— Por tu culpa me saldrán canas verdes.

—Se puede saber a qué viene tanto alboroto.

—¿Se puede saber dónde diablos estás? Tú mamá me llamó esta mañana para saber de ti porque no le cogías el móvil.

—¡Joder! Olvide el móvil en la cabaña.

—¡¿Cabaña?! ¿Cuál cabaña Aria?

—Es una larga historia.

—Buenos pues cuenta que no tengo todo el tiempo del mundo —respondió claramente frustrada— Ah, por cierto me debes una por confirmarle a tu mamá que estabas en mi casa "estudiando".

—Siento que tengas que mentir por mi culpa. Los gemelos me trajeron a una cabaña en el bosque a pasar el finde.

—Eso explica muchas cosas —dijo y supe que ya había sacado sus propias conclusiones— ¡¡Joder, que ya no eres virgen!! ¡¡Mi mejor amiga acaba de perder su virginidad!!

—¡¡Alicia!! —grité muerta de vergüenza.

—Alicia nada, tú tienes que contarme todos los detalles jugosos, ¿me oíste? Apuesto a que la tienen enorme, ¿verdad?

—¡Dios!, cállate ya loca —estaba segura de que la muy maldita se la estaba pasando genial a mi costa— Lo siento pero tendrás que esperar hasta el lunes para saber todo.

—No serías capaz Aria, no puedes dejarme con este suspense.

Estaba a punto de contestarle cuando la vibración de un nuevo mensaje me cortó. Supuse que sería de mi madre.

—Alicia tengo que colgar, mamá acabada de escribirme.

—Esta bien, hasta el lunes loquita. Te quiero.

—Yo igual.

Corte la llamada y aún con una sonrisa en el rostro desbloquee la pantalla del móvil para responder a mi madre. Al ver el mensaje la sonrisa se me borró de golpe.

Desconocido:
« Se lo que has hecho Aria. Estoy muy cabreado cielo. No te quiero cerca de ellos. Tú eres mía... Mí Reina »

Un escalofrío me recorrió el cuerpo al leerlo.

Quién haya sido nos había visto. Él nos había visto. Mientras nosotros estábamos en el lago alguien nos estaba espiando. El mero pensamiento me puso los vellos de punta.

Presa del miedo bajé corriendo en busca de mis lobitos y justo los encontré en la cocina. Me lancé a los brazos de Liam cogiéndole desprevenido.

—Hola bella durmiente —me saludo para luego darme un beso en la frente.