Capítulo 23

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Alicia

—¿Qué demonios...?

—Alicia, cálmate —me interrumpe Luke— Necesito que te tranquilices, por favor.

Tomo profundas bocanadas de aire tratando de controlar los latidos desbocados de mi corazón.

Hemos caminado un par de metros dándole privacidad a Aria y sus chicos. Probablemente esté igual de confundida que yo en estos momentos. Nos detenemos a unos diez metros de ellos, cerca de la orilla del lago. Le doy un rápido vistazo a Luke y aún así no salgo del asombro que me produce encontrarlo justo aquí.

—Estoy muy confundida —me sincero.

—Es comprensible —suelta un sonoro suspiro y se desordena el pelo frustrado— Lo siento, no se cómo decirte esto.

Su disculpa me confunde. No tengo idea de lo que habla.

—Solo dilo y ya, no puede ser tan malo —lo increpo un poco fastidiada con toda esta situación.

—Tu no tienes idea de lo grave que es la situación...

—¡Pues explícame! —le grito furiosa— Llevas semanas evitándome como si tuviera una enfermedad contagiosa. Pensé que los dos sentíamos lo mismo, pero ya veo que no.

Me doy la vuelta enojada, y salgo disparada hacia el interior del bosque dejándolo solo junto al lago. Pateo un par de rocas y ramas tratando de mermar el genio que tengo cuando siento unas pisadas justo detrás de mí.

—No estoy de humor ahora...—lo enfrento dándome la vuelta, pero un grito ahogado interrumpe mi demanda cayendo de culo en el suelo debido al susto— N-no... no puede ser...

La imagen que hay frente a mis ojos es casi irreal. Un lobo de casi dos metros estaba frente a mí, su pelaje es de color ámbar casi miel y los ojos de un marrón oscuro. Es impresionante.

Tranquila amor, no te haré daño —su voz suena extraña en mi cabeza.

—¿Luke? ¿eres tú? —pregunto insegura.

—Soy yo amor.

—No entiendo —le digo aún en shock y su risa inunda mi mente.

—Tengo que contarte un par de cosas.

Se aleja de mi a una velocidad increíble, después de varios minutos vuelve en su forma humana de nuevo y me indica con la cabeza para sentarnos en una roca que hay cerca.

—Te escucho.

—Tengo entendido que Aria te ha hablado de mi especie —me dice y yo asiento— Siento no haberte dicho antes que era un hombre lobo, no tenía idea de cómo ibas a reaccionar.

—Bueno no es algo que se vea todos los días —musito bajito.

—Exacto —mira el suelo pensativo— Hay algo más, ¿que tanto sabes de las mates?

Su pregunta me toma desprevenida. Carraspeo aclarandome la garganta antes de contestar.

—No mucho, solo lo que Aria me ha dicho.

—Yo... Alicia tú... tú eres mi mate.

¿Qué? eso no es posible ¿o sí? Oh dios ¿que hago ahora? Esto no puede estar pasándome a mí.

Mi mente es un completo caos. Sabía que había una conexión surreal entre nosotros pero jamás imaginé que fuera algo así.

—¿Ali? —su llamado me saca de mis cavilaciones absurdas— Di algo por favor, me estás asustando.

—No se que decir —murmuro apenada.

—Entiendo, supongo que no soy lo que tú esperabas —suena desconsolado— Después de todo te mereces algo más que un simple lobo guerrero.

—No no, no pienses eso. Tu eres maravilloso, solo que... —me callo al ver sus ojos tristes— necesito asimilar todo esto.

—Claro.

Aparta su mirada y no se como pero siento su tristeza en cada poro de mi piel, como si sus emociones también fueran mías. No soporto verlo así, me parte el alma. Es estúpido que piense que su rango en la manada me importe, llevo dos años locamente enamorada de él y el que sea un guerrero o no me importa lo más mínimo.

Siento que va a alejarse de mí tomando mi silencio como una negativa, pero lo tomo del brazo obligándolo a qué permanezca sentado.

—¿Qué...? —antes de que acabe impacto mis labios con los suyos y la sensación es indescriptible, tarda unos segundos en asimilarlo y profundizar el beso.

Los dedos de los pies se me encogen dentro de los zapatos y siento que me derrito entre sus brazos. Tomo una de sus mejillas con una de mis manos mientras agarro un puñado de cabello con la otra. Gruñe en medio del beso y aprovecho para morder su labio inferior. Rompe el beso y ambos jadeamos en busca de oxígeno uniendo nuestras frentes.

—¿Eso significa que si me aceptas? —pregunta mirándome a los ojos.

—Eso significa que te amo.

—¿Me amas? —increpa sorprendido.

—Te amo —repito, está vez con más convicción.

Su boca vuelve a estar sobre la mía, está vez con un beso más suave e igual de intenso, su lengua explora cada rincón de mi boca sacandome jadeos que mueren en sus labios.

—Te amo, te amo —esparce besos en todo mi rostro entre palabra y palabra— No sabes cuánto te amo.

Exclama pletórico de alegría y yo no puedo evitar reírme de él. Es tan tierno.

—No te burles —me suplica con las mejillas sonrojadas— Pensé que la había cagado, que no querrías hablarme nunca más.

—Es cierto que fuiste un cretino, pero supongo que tienes una explicación para ello ¿verdad?

—Si, claro que la tengo —su expresión cambia a una más seria— Es el padre de los mellizos, el Alfa de mi manada, el me estaba amenazando con hacerte daño si no hacía lo que el quería.

—Oh, eso es grabe.

—No sabes cuanto, tenía que protegerte a como diera lugar sin importar que me odiaras por ello.

—Yo nunca podría llegar a odiarte.

Su rostro vuelve a estar alegre dedicándome una sonrisa preciosa que hace que un nudo se forme en mi entrepierna.

—Pensé que eras tú él que me estaba rechazando —lo acuso.

—Eres lo más importante para mí, jamás te rechazaría —se acerca dejando un beso en la punta de mi nariz— Me vuelves loco Alicia.

La boca se me hace agua y un cosquilleo se apodera de todo mi cuerpo. Trago saliva nerviosa.

—No sabes lo mucho que he anhelado tus besos, tu piel, tu aroma, tus gemidos... —susurra en mi oído y yo me derrito— Eres preciosa amor, como una flor en plena primavera, mi flor.

—Ahh —jadeo bajito— ¿Qué más?

—No tienes idea de todo lo que quiero hacer contigo, flor —gruñe y lame mis labios— Las ganas que tengo de ver cómo te corres estando dentro de ti.

—Luke... —gimo muy excitada.

—Eres una flor muy traviesa ¿verdad que si? —se que se está burlando de mí estado pero sus palabras logran excitarme más.

—Solo tuya —le digo mirándonos a los ojos.

—Solo mía.




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