Desconocido
Mi Diosa: mañana, en el bosque a medianoche.
No había dormido en toda la noche, estuve dándole vueltas al mensaje que Aria me había mandado. Que esta vez fuera ella la que tomara la iniciativa era como poco sospechoso, aún así iría a su encuentro aunque fuera una puta locura.
Después de tomar una desición, llamé a Hunter por nuestro lazo para que se reuniera conmigo en mi habitación. No habían pasado ni cinco minutos cuando sonaron dos toques en la puerta.
—Pasa.
—¿Algún problema? —se interesó él, siempre tan precavido.
—Yo no diría eso precisamente —dije, y le hice un gesto para que se sentara en el sofá- Aria quiere verme.
Inmediatamente después de pronunciar esas palabras todo su cuerpo se tensó como respuesta.
—¿Cuándo? —espetó con la mandíbula apretada.
—Hoy, a medianoche.
—¿Estás seguro de que no es una trampa?
—Por eso estás sentado aquí —añadí con voz calmada— Quiero que te encargues de ver qué no es un peligro para mí ¿de acuerdo?
—Entonces eso significa que vas a ir —afirmó para si mismo.
—Sabes perfectamente que yo haría lo que fuera por ella, aún si eso significara adentrarme en el mismísimo infierno.
—Te entiendo, tendré listo todo para esta noche —me dijo, mientras caminaba hacia la puerta y se despedía con un movimiento de la mano.
Me quedé mirando el lugar por donde se había marchado durante un largo rato. Sabía que como su Alfa y amigo, estaba preocupado por mi seguridad. Lo único que él no sabía era que sin ella en mi vida, si algo malo le llegara a pasar a mi mate, no habría nada que proteger después de eso, porque yo mismo acabaría con mi existencia. No había nada en este mundo que me importara más que mi compañera, no podría imaginar una eternidad sin ella a mi lado.
Así que me importaba un bledo si ir a su encuentro esta noche me conducía a una trampa mortal. El solo hecho de verla ya valía todo el maldito esfuerzo.
Era cerca de la medianoche cuando Hunter entro en el despacho con paso firme y decidido, su rostro no me revelaba ninguna pista, ni una emoción.
—Es seguro —siseó apenas antes de darse la vuelta otra vez rumbo a la salida, justo antes de desaparecer por el pasillo se detuvo en el umbral de la puerta— Espero que el riesgo valga la pena.
Sabía que tenía que hablar con él sobre su insolencia, pero ahora no era el momento para eso. No, ahora tenía un asunto más importante del cuál ocuparme, ya me encargaría de su rabieta más tarde.
Entonces, sin desperdiciar ni un minuto, mi cuerpo se convirtió en una explosión de sombras y niebla, llevándome a través del tiempo, transportándome justo hacia ese punto en el bosque donde una dama me estaba esperando ya, la mujer más hermosa que yo había conocido, y que en esos momentos se percataba de mi presencia.
Sentí como nuestro lazo daba un tirón atrayéndonos el uno hacia el otro, y pude ver el momento exacto en el que ella lo sintió también, la incomprensión visible en su dulce rostro.
—Arianne —mi voz sonó demasiado ronca incluso para mí.
—Tú.
***
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Solo nuestra ©
Lobisomem"Acerco su rostro al mío al punto en el que nuestras respiraciones se hicieron una, justo antes de posar sus labios en el lóbulo de mi oreja haciéndome sentir una corriente por todo el cuerpo que me hizo erizar. -¿Q-que haces? -susurré nerviosa debi...