Capítulo 8 : A Tus Pies

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Después de lo sucedido en aquella oficina mi mente me pedía a gritos a abandonar la oficina y eso hice.

Al llegar a casa, me doy cuenta lo mucho que hace tiempo no limpio así que empiezo a limpiar todo.

Al terminar me doy una ducha, me colocó una pijama cómoda, pido una pizza para cenar y me siento en el sofá a ver un programa de televisor.

El timbre del apartamento suena, me levanto rápidamente abrir y al hacerlo mis piernas desfallecen.

Si mirada recorre mi cuerpo descaradamente viendo mi diminuta pijama mientras lleva sus manos a los bolsillos de su pantalón.

No trae saco, ni corbata, los primeros tres botones de su camisa vienen abiertos y su cabello luce despeinado.

No puedo articular ni una maldita palabra ante su presencia.

¿Cómo llego aquí?

—Ya que no me invitas a pasar lo hago por mi cuenta.

Entra cerrando la puerta a sus espaldas,me toma de la mano y me arrastras con el yendo al sofá.

—¿Qué hace aquí?

—Vine a terminar lo que dejamos pendiente.

—Alexander lo mejo...

No me deja terminar cuando su boca toma la mia con ferocidad. Me sujeta de la cintura y empieza a caminar conmigo hacía mi habitación mientras me despojo de su ropa con rapidez.

Deja caer mi cuerpo sobre la cama, abre mis piernas teniendo acceso a mi, besa mi cuello a medida baja y lleva su boca a mis senos apretándolos y chupándolos haciendo arquear mi cuerpo.

Sus manos bajan a mi feminidad dónde la empieza a caricias, me mira fijamente mientras introduce dos de sus dedos haciéndome jadear.

—Me encanta sentir lo mojada que estás.

—¡Oh! , Cállate la boca maldito Ivanóv y sigue haciendo lo que haces.

Besa mis labios, se levanta sacando de su pantalón un preservativo, se despoja de ellos y se lo coloca acercándose nuevamente a mi.

Me mira fijamente y puedo ver en su mirada lo extasiado que está. Entra en mi a medida se empieza a mover y mi cuerpo se arquea disfrutando de la exquisita sensación...

***

Al levantarme lo primero que observó es el reloj. Son las 6 am, miro a mi lado y veo la cama vacía.

La puerta del cuarto de baño se abre saliendo el del baño, con una toalla enrollada a su cintura y su cabello mojado.

—Buenos días — Sonríe —. Pensé no despertarías.

—Debo ir a la oficina —Miro a un lado de mi perchero un juego de traje impecable —. ¿De dónde lo sacaste?

—Le pedí a mi chófer que me lo trajera, o no me daría tiempo de llegar a tiempo a la reunión de hoy.

—¿Reunión?

—Si, cómo Sara no está tomarás su lugar.

"Maldición"

Me levanto de la cama aún desnuda y camino directamente al cuarto de baño entrando a la ducha.

Al salir busco en el armario un pantalón de tela negro, una camisa rosada y un chaleco negro con zapatos del mismo color.

Peino mi cabello en una coleta alta y rápidamente me maquillo.

Al salir de la habitación lo veo parado a un lado de la isla de la cocina sujetando una taza de lo que presumo es café por el olor.

—Es hora de irnos.

—¿No piensas desayunar? —Me mira con reproche.

—Lo hago en la compañía.

Asiente dudoso, me sujeta por la cintura y salimos de mi edificio y su chófer nos saluda con un asentamiento de cabeza ayudándome abordar su camioneta.

Al llegar a la compañía el auto entra a los estacionamientos subterráneos, se estaciona en un área exclusiva, su chófer camina abriendo la puerta y me bajo rápidamente.

—Gracias por traerme, pero prefiero seguir sola antes que nos vean.

Giro para caminar y antes que de el primer paso me sujeta del brazo gritándome y dándome un exquisito beso.

—Te veo luego.

Sonríe ampliamente, ruedo los ojos y sigo mi camino al elevador. Lo veo sacar su móvil y llevarlo a su oído.

El elevador sube y al llegar a mi piso camino directamente a mi escritorio.

Se que Sara me dejó disponer de su oficina, pero me siento más cómoda en mi lugar de trabajo.

Pasan unos minutos, el teléfono de mi escritorio suena y es Helen avisandome de la reunión.

Bajo a presidencia y camino en dirección a la sala de juntas.

Al entrar observando a Helen y algunos jefes de otros departamentos.

—Buen día .

Digo de manera cordial y tomo asiento a un lado de Helen.

—Luces más hermosa de lo habitual —Me susurra —. Y bastante radiante, ¿Qué te hiciste?

"Una maratón de sexo toda la madrugada amiga mía"

La puerta del salón se abre entrando Alexander, da los buenos días con una gran sonrisa tomando asiento en su silla.

Siento su mirada sobre mi, me acomodo en mi puesto y rápidamente empieza la reunión contando la agenda para esta semana y contado lo sucedido con los clientes en Florida.

Al terminar regreso a mi puesto de trabajo, me detengo al ver sobre mi escritorio una charola con jugo de naranja, frutas picadas, café y una rosa.

Sobre está hay una pequeña nota, la tomo y rápidamente la leo.

Espero puedas desayunar a gusto, te veo esta noche en tu apartamento.

Guardo la nota en mi bolsillo y me siento tomando un sorbo del café y sonreído como una tonta ante su gesto.

No sabía que estaba pasando con este hombre y tampoco estaba dispuesta a ponerme a pensarlo.

La pasaba muy con él y no me iba a privar de complacer mis deseos.

Era una completa locura lo que estaba haciendo, pero no era un delito y nada lo prohibía.

Solo espero esto no se salga de nuestras manos porque lo que menos quiero es que alguien se entere de este romance que estoy manteniendo con mi jefe.

—Maldito Ivanóv, me tienes rendida a tus pies.

Susurró mientras llevo a mi boca un pedazo de fruta sonriendo al recordar todo lo pasado la noche anterior entre ambos...

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